Vamos a presentar a nuestros
lectores la descripción e historia del fenómeno natural más sorprendente que ha
visto la generación actual, y que acaso no vuelva a reproducirse en lo
sucesivo. Hablamos de los hermanos siameses que de algunos años a esta
parte han excitado y la admiración de los principales pueblos de Europa y América. Reunidos desde su nacimiento por un
vínculo indisoluble en la parte inferior del pecho, han crecido y viven juntos
en una sociedad forzada, y que sin embargo parece causar su felicidad.
Eng y Chang (así se llaman los gemelos, Eng significa a la derecha y Chang a
la izquierda) nacieron
hacia el 1811 en una aldea da
las inmediaciones de Siam. Su madre había tenido antes otros hijos bien
conformados, y al dar a luz a estos no experimentó ningún accidente ni padeció
más que en otras ocasiones. Si no si supiese que sus padres eran chinos de
nación podría muy bien reconocerse en sus ojos levemente inclinados hacia abajo
en su ángulo externo, en la piel amarillenta, en los caballos negros, signos
característicos de la raza china que presentan Eng y Chang. Sus padres eran,
según dicen, unos pobres pescadores; y ellos mismos ganaban su vida ya vendiendo
pescados y conchas, ya dedicándose a elaborar aceite de coco y a guardar
las aves, hasta que en 1829 un capitán americano los condujo de Siam a los
Estados Unidos.
Allí permanecieron dos meses, y en seguidas embarcaron
para
Inglaterra. Durante la travesía se empeñó uno de ellos en bañarse en el mar,
mientras que a su hermano no le acomodaba; circunstancia trivial en otro caso
pero en este muy grave en razón de la perfecta armonía de sentimientos, de
instintos, y de intenciones que basta entonces habían
manifestado y de los crueles resultados que no
hubiera dejado de producir una antipatía entre dos sujetos reducidos a no
ejecutar sino los actos determinados por la voluntad de ambos; pero por fortuna
se apaciguó la contradicción sin mucho trabajo por los consejos del capitán del
barco.
Después de haber permanecido
algún tiempo en Inglaterra se presentaron en París en los últimos tiempos de la
restauración; posteriormente pasaron a Londres y a
los Estados Unidos, y después han regresado de
nuevo a París. He aquí la descripción formada por uno de los sabios que los han
examinado.
"Se hallan unidos a la
parte anterior del pecho por una especie de muñeca carnosa del grandor de la
mano. Esta prolongación parece formada interiormente a expensas del esternón,
que como se sabe es un hueso situado delante del pecho cuya parte inferior
termina en una pieza cartilaginosa llamada apéndice xifoideo que baja hasta la
boca del estómago. Este apéndice pues es el que habiéndose prolongado por una y otra parte se ha unido y soldado
di suerte que forma uno solo en los gemelos. Este medio de unión flexible desde
un principio les permitía girar en todas direcciones, y aun
se dice que nacieron la cabeza del uno entre las piernas del otro; sin embargo
estaban forzosamente colocados cuasi enfrente uno de otro, hasta que a fuerza
de tirar cada uno por su lado han prolongado el lazo común de suerte que en la
actualidad están al lado uno de otro con dos brazos atrás y
dos adelante, con corta diferencia como marchan dos muchachos abrazados
con una mano sobre el hombro del otro; uno de ellos tiene libre el brazo
derecho y otro el izquierdo; pero pueden dar un
giro cada uno en dirección inversa, entonces el brazo que estaba de tras queda
desembarazado, de forma que Chang queda a la
derecha, y Eng a la izquierda; aunque esta posición
es embarazosa para ellos, y no tardan en volver a
la situación contraria que les es habitual.»
Los médicos ingleses y americanos han suscitado en diversas épocas la cuestión
de si sería posible separar los dos individuos por medio de una operación
quirúrgica.. Los médicos franceses opinan que según la conformación de la banda
que los une esta operación sería mortal porque abriría el vientre y penetraría en el peritoneo. Además se ha observado que
esta conversación es sumamente repugnante a los dos hermanos, que no quieren oír
hablar de medio ninguno de desunirlos y proporcionarlos
una individualidad completa: lejos de eso les sería sumamente sensible esta
desunión.
“Chang-Eng, dice
el observador citado, marchan como un hombre solo, se sientan, se levantan,
corren, nadan, cazan con la misma espontaneidad en sus movimientos que si una
sola voluntad presidiese todos los actos de su vida; aun mas, tienen unos
mismos gustos, unos mismos deseos, unas mismas necesidades y aun mismo tiempo. Ninguno de ellos ha visto dormir al
otro; duermen y velan como una sola persona; basta
tocar al uno para despertar a entrambos; durante el sueño el de la derecha pasa
a la izquierda cuando le cansa su primera posición, y su hermano vuelve por bajo de él sin que le turbe este
movimiento, absolutamente lo mismo que cuando duerme un hombre y sus dos piernas se cruzan y se
extienden. Los dos hermanos nunca se hablan; se entienden entre sí sin que
pueda notarse ninguna seña ni advertencia de uno a otro; han olvidado su lengua
natal, aunque no dejaron su patria hasta la edad de 18 años. Aprenden los
idiomas con suma facilidad; hablan muy bien el inglés, y según
sus adelantos no tardarán en perfeccionarse en el francés. Sus facciones son
muy semejantes, y es imposible distinguir por el
sonido de la voz cuál de ellos habla.»
Eng y Chang tienen la edad de 2.7 años, son bien
proporcionados, y se hallan dotados de una gran
fuerza muscular. Su estatura es de cerca de cinco pies, aunque uno de ellos es
un poco más alto y más robusto, el otro parece
apoyarse gustoso sobre su hermano. Además de esto, la circulación es más rápida
en Chang que en Eng, cuyo
pulso solo late setenta veces, mientras el del primero da ochenta pulsaciones.
Los cabellos los llevan trenzados atrás a estilo de su país, pero visten a la
europea. De su cuerpo solo se ve la prolongación del apéndice xifoideo que les
une, y para la cual hay practicada una abertura en
sus camisas. Esta tira tiene de longitud dos pulgadas en lo alto y cuatro en lo bajo, tres pulgadas de ancho y media de grueso. Lo singular es que cuando se la toca
en el centro los dos gemelos sienten a un tiempo el contacto; pero extendiéndose
a la derecha o a la izquierda aquel a quien más se aproximan, es el
único que experimenta la sensación.
Ambos tienen
facultades intelectuales propias, y la prueba más
convincente es que no se han sometido bajo la dependencia de ningún especulador que los explote a beneficio suyo. Eng y Chang son dueños absolutos de sus personas, viajan
según los place, hacen por sí mismos sus negocios, tienen sus criados que los
sirvan, y reciben al público a horas determinadas.
Pero como los dos no tienen
la misma fuerza ni la misma inteligencia, uno de ellos, Chang,
es evidentemente y por derecho natural, el jefe
de esta singular comunidad; su hermano se somete sin esfuerzo y aun sin reflexión a aquella superioridad, y últimamente aunque en realidad son dobles e
independientes en lo moral y en lo físico, no
parecen animados sino por una sola voluntad. Se ha observado también que cuando
alguna enfermedad ataca al uno, el otro se siente atacado de la misma; y en una ocasión, que por un dolor en un lado hubo
que sangrar a Chang, su hermano se sintió
indispuesto.
Semanario pintoresco español..., 1836, pp. 185-86.
No hay comentarios:
Publicar un comentario