sábado, 1 de febrero de 2025

José Joaquín Muñoz, Sociedad Médico Psicológica de París. Comunicación de Legrand du Saulle

 



 El señor Legrand du Saulle lee el siguiente informe sobre la candidatura del señor Muñoz:

 Señores,

 En diciembre pasado recibimos del Sr. Muñoz una carta mediante la cual solicitaba el título de Miembro Asociado Extranjero de la Sociedad Médico-Psicológica. Esta carta iba acompañada de una memoria inédita, que tenía por título: Observación de una manía ambiciosa, acompañada de algunos síntomas de parálisisy que terminó en curación, con la aparición de un fenómeno crítico de carácter especial. Como ponente de una comisión en la que tengo el honor de participar junto a M. M. Baillarger y Girard de Cailleux, vengo a exponerles brevemente cuáles son los méritos que recomiendan al candidato a sus sufragios.

 M. José Joaquín Muñoz, nacido en La Habana (Isla de Cuba) el 9 de octubre de 1828, se recibió de doctor en medicina por la Universidad de París en 1852. Se ocupó, en su disertación inaugural, del tratamiento del hidrocele. Algunos años más tarde, el doctor Muñoz publicó trabajos sobre la vulvitis glandular, el croup, y sobre ciertas enfermedades observadas entre los trabajadores de las fábricas de tabaco. Estas últimas memorias, escritas en español, escapan a mi apreciación. Son, además, perfectamente ajenas al objeto habitual de estudios de la Sociedad.

 En 1856, el señor Muñoz regresó a París y se instaló allí temporalmente, habiéndole encargado el gobierno español que se familiarizara con la patología mental y profundizara en todas las cuestiones relativas al tratamiento de los enajenados, a la construcción de asilos especiales, etc. etc. Fue entonces cuando empezó a frecuentar la Salpêtriére, a asistir a las conferencias clínicas del señor Baillarger y a tomar nota de las diversas obras y publicaciones que trataban de la locura y las neurosis.

 En el trabajo manuscrito que nos dirigió el señor Muñoz encontramos una observación que presenta interés, aunque el tiempo transcurrido desde la curación -o la remisión- no parece lo suficientemente largo como para llegar a una conclusión. Se refiere a un propietario de la Isla de Cuba, de cuarenta y un años de edad, quien en julio de 1860, volviéndose exuberantemente activo, concibió mil proyectos grandiosos y acometió en poco tiempo gastos inusitados. Después de un viaje de quince días a Estados Unidos, todo volverá momentáneamente a la normalidad. A finales de agosto, nueva explosión delirante. El señor Muñoz llegó de Francia y fue consultado inmediatamente. Descubrió en el paciente ideas de grandeza, una torpeza muy marcada en el habla, un ligero temblor del labio superior y desigualdad de las pupilas. Sobreviene una congestión cerebral, así como una exaltación muy marcada del sentido genital. Nuestro colega prescribió un tratamiento de lo más racional.

 Tres meses después, el paciente estaba mucho mejor. Sin embargo, surge una nueva congestión cerebral y, luego de algunos días, la piel se cubre de una púrpura hemorrágica muy acentuada.

 A partir de este momento, los síntomas de la parálisis general desaparecieron, y diez meses más tarde de la invasión de los primeros accidentes, el paciente emprendió un extenso viaje y visitó sucesivamente Francia, Inglaterra, Alemania, Suiza e Italia. Las últimas noticias recibidas por el señor Muñoz continuaron siendo muy buenas.

 Nuestro cofrade cree que en este caso se trata de un simple acceso de manía a forma congestiva, y parece creer firmemente en el mantenimiento de lo que él llama curación. No quiero discutir aquí la cuestión del diagnóstico y del pronóstico, porque me preocupan demasiadas cosas. Sólo me limitaré a lamentar que el señor Muñoz no haya querido esperar dos años más antes de comunicar a la Sociedad el hecho clínico que acabo de resumir en pocas palabras.

 Constatadas estas imperfecciones en el memoria comunicada, esta comisión, señores, no ha pretendido en modo alguno acudir, frente al señor Muñoz, a un criterio de excepcional severidad. Lejos de eso; si a una sociedad científica se le permite criticar con imparcialidad las obras sometidas a su evaluación, también le corresponde sacar a la luz todos los títulos que recomiendan a un candidato. El señor Muñoz acaba de ser llamado a desempeñar la importante función de director médico del asilo de enajenados de la Isla de Cuba, con un salario anual de 20.000 francos. Recluido en el asilo y al frente de un servicio de ochocientos pacientes, Muñoz va a tratar muy seriamente la patología mental, y nos anuncia de antemano, como corresponsal, que dentro de un año enviará a la Sociedad Médico-psicológica un trabajo sobre la parálisis general estudiado en los negros.

 El Sr. Muñoz ya es miembro de la Sociedad de Medicina Práctica de París y miembro correspondiente de la Sociedad Médica de Génova, y esta comisión, señores, en presencia de los muy honorables testimonios que le llegan, y contando con comunicaciones posteriores más importantes, tiene el honor de proponer al médico del asilo de Cuba el título de miembro asociado extranjero.

 Vamos a las urnas, y el Sr. Muñoz es elegido miembro asociado extranjero por una gran mayoría de votos. 

 Annales medico psychologiques. Journal de l´aliénation mentale et de la médecine légale des aliénés, 1862, vol. 20, pp. 635-36.

 El señor José Joaquín Muñoz, doctor en medicina de la Facultad de París, recientemente encargado por el gobierno español de organizar en La Habana un establecimiento de enajenados, solicita el título de miembro correspondiente en La Habana, y dirige en apoyo de sus demandas una observación sobre la manía ambiciosa acompañada de algunos síntomas de parálisis, y que culminó en la curación con la aparición de un fenómeno crítico de carácter especial. (Comisarios: M. M. Girard de Gailleux, Baillarger y Legrand du Saulle). (p. 312).  


No hay comentarios: