jueves, 20 de marzo de 2025

Los maricones

 

 Los climas tropicales -según el Dr. Ritter, miembro distinguido de la Facultad de Medicina de París- son pródigos en fenómenos animales. Nacen niños con dos cabezas y un solo ojo, a semejanza de los fabulosos cíclopes; serpientes con los anillos simulando paisajes luminosos; párvulos hermafroditas, es decir, que reúnen en su individuo al sexo masculino y al femenino; enanos monstruosos, jorobados etc. etc. etc. Según el eminente fisiólogo, débese esa acumulación de fenómenos, a la cantidad de gases en combustión esparcidos en la atmósfera, que debilitan la generación y el desarrollo de los individuos y de las especies.

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 Cualquier extranjero que se pasee por las calles de San Miguel y adyacentes, en La Habana, quedará sorprendido al ver unos tipos inverosímiles: de la cintura para arriba son mujeres; pero de la cintura para abajo son hombres; pero de los pies a la cabeza no son hombres ni mujeres. Se inclinan, no obstante, a este género más que a aquél: sus ademanes son tímidos, como los de una señorita; su paseo es, audazmente erótico, como el de una Mesalina; y sus movimientos son escandalosamente ninfomaníacos: Peinado a lo Capoul: en la noche se visten de muger, con desechos, de las ropas de las prostitutas. Fingen los nueve meses del período de embarazo y dan a luz… un muñeco de trapo! Llevan nombres femeninos: uno se llama Princesa; otro Mulata; otro Mallorquina; el de más allá se apellida Matilde. Mantienen relaciones de pederastia entre unos y otros, padecen celos y enamoran a los hombres.      

 Hacen las delicias de las mujeres públicas, de quienes son sirvientes: para cocinar son excelentes y muy limpios. 

 Son petite chasse…

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 ¿Los maricones de San Miguel y otras calles, y casas de prostitutos, ¿deben ser tolerados por la autoridad?

 Los espartanos no permitían que los niños deformes vivieran: su organización esencialmente guerrera y viril, rechazaba esas criaturas inútiles.

 ¿La ley no puede corregir lo que la naturaleza se ha burlado en crear?

 No queremos que se suprima a estos individuos; sí, que no se toleren sus vicios en asociación, ni menos en explotación.

 Si el Sr. Conde de Ibáñez, hombre casto no reprime esos escándalos, lo sentenciaremos a encierro perpetuo con los maricones. No sería muy agradable pero podría ser ejemplar.

 Rifamos al conde entre “La Princesa” y “La Mallorquina”

 ¿Quién sacará el premio gordo?

                                                La Conga

 

  “Los maricones”, La Cebolla. Periódico ilustrado. Órgano oficial del partido de su nombre (La Habana), Año I, Núm. 1, domingo 9 de septiembre de 1888.


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