Leonardo
Sinisgalli
Visita
a los etruscos
No
quisieron rosas sobre las lápidas
sino
vísceras
y
alrededor juegos para adultos.
Resguardaron
su infierno
del
sol y del viento salado,
y
se encerraron como dentro de un gallinero.
En
la tumba de fosa,
estrecha
cámara de amor,
centellean
los ojos astutos,
el
cetro bermejo
y
los glúteos del hermafrodita.
El
manuscrito de Petrarca
Inclinado
sobre el cristal de la vitrina,
igual
que me inclinaba sobre el fuego.
Hay
un libro abierto hace siglos:
en
cada renglón dos endecasílabos
seguidos
escritos
con pluma de oca.
Pensamientos
y suspiros
en
duros caracteres.
No
los inciertos signos
que
fabrica la naturaleza.
Campos
Elíseos
Más
allá de la dulce provincia del Agri
alcanzaron
las costas soñadas,
oscuros
muertos familiares.
Sus
cadáveres han alimentado
el
verdor de los huertos.
Los
campos de habas se han extendido
allende
las puertas:
Donde
la edad de las rosas ardió soberbia,
las
cabras pisan la tierra
en
días de sequía.
El
aire más bello
El
aire más bello del año
en
el sitio más bello, sobre la hierba
que
rodea los Elíseos.
Para
una visita a los muertos
se
movilizó toda la tribu:
las
hermanas sarracenas, las rubicundas sobrinas.
Arrastramos
gatos y cebollas
hasta
la capilla en que yacen
los
restos de mi madre.
Nos
explayamos como ante una mesa
en
torno a su cuerpo disecado.
Hay quien reza, quien come y quien te llora, madre.
Y quien ciñe con flores frescas
tu
lecho de cenizas.
La
cabra
La cabra inquieta desde la mañana,
la cabra bizantina prisionera
sollozando en su cueva,
lamenta los bellos acantilados.
Al
alba la marcaron
para
sacrificarla.
Vía
Velasca
Tantos
años de trasiego
casi
la ha desfondado, la calle
increíblemente
es más estrecha.
Esta
es mi hora, mi hora querida.
Recuerdo
la noche en que a la tenue luz
todo
rumor se apagó, y repicó
mi
nombre en sueño hasta desaparecer.
La
calle se curva, el día
gotea
desde los tejados:
Esta
dulce hora suena en el pecho.
No
es más que una larva remisa
la
luz, un destello: dentro de la pecera
un pez se ilumina.
En casa
En
casa se habla
con
las moscas se vive
en
compañía de moscas
en
invierno y verano
dónde
está la mosca
cómo está la mosca
se perdió la mosca
gritamos
cuando vuelve
A
mi padre
El
hombre que regresa solo
tarde
en la noche de la viña
agita
los nabos en la bañera
brota
del callejón con la paja
manchada
de verdín.
El
hombre que lleva tan fresca
suciedad
en sus zapatos, olor
de
fresca noche en su ropa
se
detiene en la fuente, habla
con
un estanciero que arranca hinojos.
Es
un hombre, un pequeño hombre
al
que observo de lejos.
Un
punto vivo en el horizonte.
Quizás
su pupila
se
ilumine esta noche
junto
al estanque
donde
seca su frente.
Con
Ungeretti en el Cairo
El
Tigre ríe inequívoco
del
bosque que tiembla
de miedo, de la ciudad
indefensa, del pobre
que come una patata
con sal y bebe
crema de avena
delante de las carretas de hierros viejos
al
rojo vivo.
Post
Scriptum
Alguno
goza en el huerto
su
hora de satisfacción,
alguno enfurecido escribe versos
entre
las cestas de nueces,
alguno
raspa el sarro de los barriles
hasta
el fondo. A media edad
el
poeta sobrevive. Su suerte
duró
un respiro, un destello
su
gracia.
Visita agli etruschi
Non vollero rose sulle mense
ma pasti sanguigni
e intorno giuochi per adulti.
Ripararono il loro inferno
dal sole e dal vento salato,
vi si taparonno come dentro un pollaio.
Nella fossa di tufo,
stretta camera d’amore,
scintillano gli occhi furbi,
lo scetro vermiglio,
e i glutei del manfiorita.
Il manoscritto di Petrarca
Piegato sul vetro della teca
come
mi piegavo sul fuoco.
C´è
un libro aperto da secoli.
Ci
sono scritti con la penna d’oca
in
ogni riga due endecasillabi
di
seguito. Pensieri e sospiri
in
caratteri duri,
non
gli incerti segni
che
fabbrica la natura.
Campi
Elisi
Di
là dalla dolce provincia dell’ Agri
siete approdati alle rive
sognate,
oscuri morti familiari.
Le
vostre salme hanno dato salutre
al
verde degli orti.
I
campi di fave si sono allargati
oltre
i cancelli:
Dove
arse superba l´età delle rose
le
capre pestano la terra
nei
giorni di siccitá.
La
più bell'aria
La
più bell’aria dell’anno
nel più bel sito, sull’erba
che recinge gli Elisi.
Per una visita ai morti
s’è mossa tutta la tribù:
le sorelle saracine, le rosse nipoti.
Trascinammo gatti e cipolle
davanti alla cappella dove giace
la
spoglia di mia madre.
Ci sdraiammo come a mensa
intorno al suo corpo disseccato.
Chi prega e chi mangia e chi ti piange
madre. Chi cinge di fiori freschi
il
tuo letto di cenere.
La capra
La
capra inquieta al mattino,
la
capra bizantina singhiozza
prigioniera
nella grotta,
rimpiange i bei dirupi.
All'alba l'hanno segnata
per essere sacrificata.
Via Velasca
Il calpestìo di tanti anni
L’ha quasi affondata, la via
Incredibilmente si è stretta.
Questa è l’ora mia, la mia ora diletta.
Io,
ricordo la sera che alla fioca
Luce
si spense ogni rumore, un grido
Disse il mio nome come in sogno e sparve.
La via s’incurva, sgocciola
Il giorno dalle cime dei tetti:
Quest’ora dolce suona nel petto.
Non è che una larva restìa
La
luce, un barlume: entro la boccia
Di
vetro un pesce s’illumina.
A
casa mia
A casa mia si parla
con
le mosche si vive
in compagnia delle mosche
d'inverno e d'estate
dov'è
la mosca
come
sta la mosca
è
sparita la mosca
si
grida quando si ritorna.
A mio padre
L’uomo che torna solo
A
tarda sera dalla vigna
Scuote
le rape nella vasca
Sbuca
dal viottolo con la paglia
Macchiata di verderame.
L’uomo che porta così fresco
Terriccio sulle scarpe, odore
Di fresca sera nei vestiti
Si ferma a una fonte, parla
Con un ortolano che sradica i finocchi.
È
un uomo, un piccolo uomo
Ch’io
guardo di lontano.
È
un punto vivo all’orizzonte.
Forse
la sua pupilla
Si
accende questa sera
Accanto
alla peschiera
Dove
si asciuga la fronte.
Con
Ungaretti al Cairo
La
Tigre ride sicura
della
foresta che trema
di
paura, della città
inerme,
del povero
che mangia una patata
col sale e beve
crema di avena
davanti ai carretti roventi
di ferri vecchi.
POST SCRIPTUM
Qualcuno gode nell'orto
la sua ora di delizia,
qualcuno
forsennato
scrive
versi tra le ceste di noci,
qualcuno raschia il tartaro dalle botti
nei sottani. A mezza età
il poeta sopravvive. La sua fortuna
durò
un soffio, un lampo
la
sua grazia.
Traducción:
Pedro Marqués de Armas
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