martes, 10 de mayo de 2011

Descripción de tres fetos, uno de ellos un monstruo

 

  

  Tomás Romay


  Doña María Cabrales, esposa de D. Antonio Suárez, que vive en la calle de Compostela número 126, a los siete meses de embarazada dio a luz la noche del 17 de corriente, un feto varón perfectamente organizado, de una tercia y una pulgada de longitud, contenido en su par. A las seis de la mañana del 17 experimentando nuevos dolores, parió otro igualmente perfecto del mismo sexo y tamaño, al que se le administró el bautismo por habérsele advertido algunas señales de vida, pero no al primero.

  Lejos de quedar tranquila, después de expeler ese cuerpo, sintió fuertes dolores y un movimientos convulsivo en el útero que la sofocaba. Así permaneció hasta las once del propio día, en que arrojó otro feto monstruoso poco más pequeño que los anteriores, cuya par quedó adherida y fue necesario extraerla. Ni en sus partes inferiores de la cintura, ni en los órganos peculiares al sexo masculino, se descubría la menor imperfección; pero la otra mitad de ese cuerpo era una masa de carne de figura cónica, cuyo vértice se apoyaba en la cintura, y el otro extremo aplanado y desproporcionado a la base por su lasitud, tenía en el centro de su superficie convexa un botón de carne un poco obscura, siendo muy blanca toda la demás cutis. El cordón umbilical distaba del pubis lo que correspondía, y cuatro líneas más arriba se presentaba un botón de carne del tamaño y color de una lenteja, figurando otro ombligo.

  Disecada la parte superior de ese feto en mi presencia por el Dr. Antonio Viera, a la una del citado día, en la casa del Dr. D. Antonio Machado, se encontró en la mitad inferior de ella, que correspondía al vientre, el hígado, el vaso, los intestinos, los riñones y dos costillas de las falsas a cada lado, adheridas a la mitad del tronco dorsal: no se halló estómago ni alguna otra de las partes propias de esa cavidad. La otra mitad era una masa de carne muy blanca y gelatinosa en su centro, sin cavidad ni organización alguna.

  Al día siguiente fue acometida Da. Martina de una fiebre aguda, con dolor y tensión en el vientre, siendo mayor la sensibilidad y dureza en el útero, y por consiguiente te disminuyeron los lochios. Tratada esa calentura como inflamatoria, y remitiendo todos los síntomas al día tercero, arrojó un cuerpo membranoso ya corrompido, que se conoció ser la par del segundo feto. Con los cual, y prescribiéndosele remedios anti-pútridos, ha recuperado la salud.

  Habana y abril 24 de 1817

 
  Diario del Gobierno de La Habana, 27 de abril de 1817, no. 117, pp. 1-2. Obras completas: Tomás Romay, T-1, la Habana, 1965, editorial p. 32.

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