Israel Castellanos
En el pueblo de Minas, provincia
de Camagüey, apareció el cadáver de un niño blanco horriblemente mutilado.
Desde el comienzo de las investigaciones policiales fue detenido Justino Pina,
de diez años de edad, sobre el cual recaían graves sospechas. Primeramente negó
su participación, pero después se confesó autor del mismo.
Declaró que inducido
por su padre, Juan Pina, de sesenta años, cometió el crimen para recoger la
sangre y el corazón del niño. Efectivamente, la autora de sus días estaba en el
último periodo de la tuberculosis que la minaba...
El negrito oía decir que
hacía falta la sangre de niño blanco, pero no se ofreció nunca a traerla.
Agravada su madre, le llamó el padre y le dijo: "Trae sangre y
corazón de niño blanco pa curar a mamá".
El negrito vacilaba entre el niño
blanco y mamá, y el padre, afro-cubano brujo, cubrió los últimos rescoldos del
temor del temor induciéndole, instigándole...
Entonces, en el cuerpo del
morenito surgió un africano entero, se decidió, se robó el niño Manuel
Villafaña y le dio muerte, dándole más de treinta machetazos.
Le arrancó el
corazón y recogió la sangre en una botella.
La madre ingirió casi toda la sangre
del niño, solo una parte reservó su padre para la mendiga, a la que el brujo le
puso en la rodilla sangre con una hoja de hierba lengua de vaca, diciéndole:
“Caminará María”.
El brujo exponía su libertad, sacrificaba su hijo, concebía y
hacía ejecutar un crimen para curar a la esposa con tuberculosis y a la mendiga
con reuma articular.
Pina piensa el asesinato, lleva su hijo a él para que
la madre no muera de tisis y la mendiga mueva sus piernas.
Muchas veces la vida
del brujo afro-cubano parece ser a un tempo sante e criminali...
Anales, vol, 53, 1916, p. 311.
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