Carlos Augusto Alfonso
...se producirá mayor
cantidad de pasto, en la misma área, y por tanto se
alimentará un mayor número de cabezas.
André Voisin
No sé mi
alma
en qué hades
del mundo está penando.
Pasto en
silencio.
En mi
cuartón, apacentado,
aprovecho
los metros en redondo.
Como a nadie
le importo,
me alejo de
la estaca sin los metros de soga.
No crean que
me escapo
(porque ya
lo viví),
ya no soy un
marcado, no soy un manierista,
que al salir
de la escena sin el retraimiento,
convierte
inmolación en detalle de un cuadro.
Se amplía un
sarraceno con su bastón de médula,
en la
pradera me guía con ajenos cencerros.
Mi Trinidad
de estómagos
son ahora el
padre y el lujo del espíritu,
lo digiero
en silencio,
como a los
desperdicios de las ideologías;
todo ese
pienso líquido fue pensado por mí,
vertido en
los ríos
por
doncellas de viejos intereses,
matarifes de
soplos en el pecho.
No sé ahora
si mi alma resiste.
Quien dijo
conducirme no es otro que mi hermano,
ya no doblan
campanas en mi oreja,
porque saben
con quienes me han cruzado.
Cuando
cierro los ojos los embisto,
pero me voy
de lado.
Yo no sé si
mi hambre,
es un hambre
de alma,
yo no sé mi
alma,
de qué
hambre me engaña.
Siento a las
consonantes
como los
banderines,
que en su
hierro caliente me penetran,
porque todos
insisten en darme un pedigree,
oigo a las
multitudes,
en estados
norteños del Pradesh.
Yo sé ahora
mi alma de qué hades me engaña.
He limpiado
de hierbas la redonda.
Al comerme
los vitros de un libelo,
al mudarme
de cuadro,
convertido
en pastor,
he vuelto de
la especie,
adentro,
muy adentro
de la vaca sagrada.
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