El Diario de la Marina, periódico importante de la Isla de Cuba, publica el siguiente artículo, que hemos creído conveniente reproducir, en la seguridad de que nuestros lectores lo leerán con gusto y satisfacción:
En los momentos en que nos ocupábamos de describir la solemnidad literaria y original entre nosotros celebrada ayer en la capilla de la Real Universidad, y que tenía por objeto hacer constar la capacidad fenomenal que tiene para el cálculo el niño D. Francisco J. Solá y Camps, nos ha favorecido nuestro apreciable amigo el ilustrado escritor D. Ramón Zambrana con la siguiente interesante y exacta relación de dicho acto, complaciéndonos nosotros en dar a ese trabajo la preferencia sobre el nuestro, así como la de lugar, porque a nuestro parecer lo merece el asunto de que se trata. Por nuestra parte, agregaremos que el numeroso y escogido concurso de personas que asistió al examen del justamente llamado el Mangiamele cubano es una prueba evidente del progreso que va haciendo entre nosotros la afición a los estudios científicos, y que la espontaneidad con que la mayor parte de los presentes se apresuró a realizar allí mismo la idea de promover una suscripción voluntaria en favor del citado niño, cuyos padres son muy pobres, y a vaya idea tiene el gusto de asociarse el Diario de la Marina con la cantidad de 102 ps., prueba igualmente que entre nosotros no se desvirtúan jamás los bellos sentimientos filantrópicos.
Creemos inútil, por lo demás, recomendar el niño Solá al patrocinio del Gobierno, cuando a la ilustración de nuestro digno Exmo. Sr. Capitán General no puede ocultarse la conveniencia de desarrollar sólida y científicamente una inteligencia fenomenal, llamada a ser una verdadera gloria española; pero sí terminaremos señalando el mérito contraído por el Exmo. Sr. Brigadier Primo de Rivera, porque a él se debe el haber dado su merecido valor á una joya desconocida, y que acaso habría quedado ignorada para siempre sin su entusiasmo por el genio y la generosidad de su corazón.
REAL UNIVERSIDAD LITERARIA
En la noche de ayer jueves a las siete, se ha verificado en la capilla de la Real Universidad Literaria el acto bello y solemne, ya anunciado de antemano en los periódicos de esta capital, en el cual debía someterse, como se sometió, a una prueba rigurosa el talento calculador del joven D. Francisco Javier Solá y Camps, que tan ocupada tiene la atención de la Habana, y acaso ya de la Isla entera.
Reunidos a la hora indicada en la Bedelía y claustros de la Real Universidad el Sr. Rector y Sres. Catedráticos, el Exmo. Sr. D. Rafael Primo de Rivera, dignísimo protector del joven Solá, y un número extraordinario de personas notables por su categoría y su prestigio, entre ellas los Sres. Consejeros D. Antonio Zambrana, antiguo Rector da la Universidad, D. José María Garely, el Sr. Secretario del Consejo D. Juan B. Ustariz y otros Sres. Magistrados, el Sr. Conde de Lagunillas, Sr. D. Nicolás J. Gutiérrez, Sr. D. José Valls y Puig, Secretario de Gobierno, Señor Coronel D. Eugenio Loño y Montano, el Sr. Comandante D. Francisco Montaos, los Sres. Redactores de todos los periódicos de la capital, varios Sres. Directores de Colegios y una multitud de Profesores de enseñanza primaria y secundaria y de matemáticas, etc.; el Sr. Rector, Don José Valdés Fauli, invitó al que esta relación extiende para que hiciese de Secretario del acto, y aceptado tan honroso encargo, todos los indicados concurrentes se dirigieron a la capilla inmediata, o iglesia convento de Santo Domingo, cuyas dos espaciosas naves se encontraban llenas de los alumnos de la Universidad y de una inmensa concurrencia de personas igualmente caracterizadas por su posición social y su ilustración, que sería imposible enumerar por sus nombres. Ya en la capilla, cuyo recinto había facilitado nuestro Exmo. e Illmo. Diocesano, a invitación atenta y expresiva del Sr. D Francisco Montaos, el Sr. Rector y el Exmo. Sr. D. R. Primo de Rivera a su derecha, ocuparon la mesa presidencial, a cuyo alrededor se sentaron también el que esto escribe, los Sres. Decanos D. Antonio Bachiller y Morales y Dr. D. Fernando G. del Valle, el Sr. D. Antonio Zambrana y otros Señores, ocupando las bancas de la Universidad los Sres. Catedráticos, Magistrados, literatos, Profesores de enseñanza, redactores, etc.,y hallándose rodeada é invadida hasta donde lo permitía el personal indicado, la nave principal, por el resto de la concurrencia, que como hemos dicho, era inmensa. Entonces se presentó al pie de la mesa, conducido por su Maestro, D. N. Mena, el joven, mejor dicho, el niño D. Francisco Javier Solá y Camps, de once años, en traje modesto, y frente a él se colocaron los conocidos y apreciables Profesores Antonio Oliver y Bravo, D. Joaquín Andrés Dueñas, Don Eduardo Martín Pérez y D. Pedro María Montané; y entonces poniéndose de pié el Exmo. Sr. D. R. Primo de Rivera, tomó la palabra, y lleno de efusión dijo: “que iba a dar una breve noticia sobre los antecedentes del joven Solá: que hallándose hace poco de Gobernador en Santiago de Cuba, pasó a visitar las poblaciones de la jurisdicción, como tiene de costumbre, para inspeccionar su estado, sin olvidar ningún punto digno de atención; que en Manzanillo acudió un día al establecimiento del Sr. D. N. Mena, el cual encontró en el estado más recomendable; que en él presenció un examen de los niños, a varios de los cuales se premió, y por cierto no se contaba entre ellos el joven Solá, quien sólo sumaba entonces con facilidad. Que después, a su vuelta, hace pocos días, al detenerse en la villa de Manzanillo se le dijo que el niño Solá y Camps había hecho rápidos progresos en la aritmética, y quiso verlo y oírlo; que entonces fue cuando descubrió el prodigio. Entonces, dijo entusiasmado S. E., quedé profundamente sorprendido al ver la facilidad extraordinaria con que este admirable joven resolvía los problemas cada vez más arduos y complicados que se le proponían; llegando a tal punto mi sorpresa que creí un deber mío sacarlo de Manzanillo, arrebatarlo de allí, y traerlo a la Habana; y así lo hice venciendo todas las dificultades y la natural oposición de sus padres. Sí, señores, creí que debía traer este prodigio, este fenómeno, para que lo admirasen los hombres de saber y para que lo protegiesen; porque si las fuerzas y los poderes físicos merecen la atención y la protección general, con cuánta más razón no ha de merecerlas esta fuerza, este poder intelectual. Lo he traído para que se le conozca y se le proteja; y así lo espero de los que me escuchan, y de cuantos le admiren después, y del Gobierno mismo a quien he tenido la satisfacción de presentarlo. Así lo espero, para que el joven Solá sea la gloria de España, la gloria de Cuba, la gloria de Manzanillo”.
Las más vivas aclamaciones de la concurrencia acogieron esta sencilla pero altamente elocuente improvisación del Sr. Primo de Rivera, que quedó también impresa en nuestra alma conmovida; y ya iba a comenzarse el acto, cuando el mismo Exmo. Sr. volvió a tomar la palabra, y dijo: “Señores: La Real Universidad Literaria ha tenido la satisfacción de ser la primera que ha abierto sus puertas para que en su seno se presente el joven Solá a ostentar su maravillosa inteligencia; pido un voto de gracias para la Universidad por esta preciosa iniciación”.
Otro aplauso aprobatorio acogió las nuevas y siempre fervorosas palabras del Sr. Primo Rivera; y comenzó el acto de la manera siguiente:
El apreciable Profesor D. Antonio Oliver y Bravo preguntó al joven Solá: —4 7/8 X 9 ¿cuánto produce?; —y el joven contestó instantáneamente,-43 7/8. El mismo Profesor preguntó: —L. 1844, 12 chelines y 8 peniques, ¿cuántos chelines y cuántos peniques son? -Y momentáneamente contestó el joven, —36,892 chelines, —442,712 peniques.
—El mismo Profesor preguntó: —18 arrobas, 22 libras, 14 onzas entre cinco personas, ¿a cómo les corresponde? —Y el joven contestó en el acto, a 3 arrobas, 19 libras, 9 onzas.
El mismo Profesor preguntó: —Un árbol de 30 pies de alto se encuentra cerca de una zanja de 20 pies de ancho: en la cima del árbol está un papalote. ¿De qué largo debe ser la escalera de mano que alcance hasta el papalote a través de la zanja? Y aunque el problema se consideró de geometría por algunos inteligentes, el joven Solá respondió inmediatamente: la escalera debe ser de 36 4//73 pies.
El mismo Profesor preguntó: —Una letra de L.625… 9 ch… 11 pen… al 12 por 100 premio, ¿cuál es el importe? —Y el joven contestó al momento: ps. 3, 1114640.
El mismo Profesor preguntó: —ps. 8,740 al 9 por 100 anual en 154 días, ¿cuál será el interés? —Y en el acto contestó Solá, ps. 331-84.
El mismo Profesor propuso: —Tenemos que girar ps. 5,600, con más la comisión de 2 1/2 por 100 y 1/4 de corretaje, al 4 por 100 de descuento. —Y el joven contestó prontamente: Rebajando el 4 por 100 del importe de la letra quedan ps. 5,758-36; y teniendo en cuenta la comisión y corretaje resultan ps. 5,998-29.
A cada contestación del joven Solá la concurrencia prorrumpía en extraordinarios aplausos. Y en este instante pidiendo la palabra el Señor D. Antonio Zambrana, reclamó un momento de atención y dijo, lleno del más vivo entusiasmo: “Señores: Para que este acto admirable no pierda lo más mínimo de su interés, para que tenga su más positivo realce, propongo que inmediatamente se abra aquí una suscripción voluntaria, que después se extienda a toda la Isla, para que con los intereses del capital que se reúna se costee en Europa la educación del joven D. Francisco Javier Solá y Camps, y para que cuando vuelva a Cuba a ejercer la profesión que haya elegido se le entregue dicho capital; y si por un evento cualquiera no volviese se destine a la educación pública. Y como el joven Solá necesitará de una persona que se encargue de ese capital y de la dirección y cuidado de su enseñanza, propongo al Exmo. Sr. D. Rafael Primo de Rivera, el ilustrado entusiasta y benéfico protector de Solá, como la más a propósito para tan digno encargo”.
La proposición del Sr. Zambrana fue ardorosamente acogida; pero el Sr. Primo de Rivera se excusó de la elección hecha en él con razones plausibles de miramiento y delicadeza; por lo que el Sr. Rector D. José Valdés Fauli, que en alta voz había repetido la proposición del Sr. Zambrana, tomó a su vez la palabra, y dijo: que nadie podía desempeñar más dignamente aquel encargo que el mismo Sr. Zambrana, que tantas y tan repetidas pruebas tenía dadas de interés decidido por la causa de la enseñanza. El Sr. Zambrana se excusó a su vez con razones justas e insistió en proponer al Sr. Primo de Rivera, y este volvió a excusarse, agregando que a la misma celosa y digna Universidad le correspondía mejor que a nadie aceptar el encargo; y entonces se aplazó el asunto para tratarlo después; y continuó el examen, pidiendo el público que se subiera sobre la mesa el joven Solá, porque por su pequeñez no se le veía, y los Señores de la Presidencia, condescendientes hasta lo sumo, lo permitieron.
Entonces el Sr. D. Francisco Montaos en alta y sonora voz propuso al joven Solá los problemas siguientes, redactados por el acreditado Profesor D. Eduardo Martín Pérez, y el joven Solá los resolvió igualmente, con la misma presteza y exactitud.
Problema. Uno que tiene 30 años y recuerda haber oído que a su nacimiento su padre tenía 55 y su madre 19, desea saber las edades que tienen hoy. Respuesta: El padre 65 y la madre 49.
Problema. Los discípulos de un Colegio se dividen en cinco clases: en la primera hay 40, en la segunda 17, igual número en la quinta, en la tercera 25 y en la cuarta 27, ¿cuántas naranjas se deberán comprar para que dando una a cada discípulo queden 24 para los Profesores? Respuesta: 150 naranjas.
Problema. Dos correos parten de dos ciudades opuestas para reunirse: la distancia que los separa es de 113 leguas; al encontrarse uno de ellos anduvo 70 leguas, ¿cuántas habrá andado el otro? Respuesta: 43.
Otros varios problemas de mayor importancia iba a proponer el Señor Martín Pérez, pero cedió cortésmente el lugar al Sr. D. Pedro María Montané, quien, por conduelo del Sr. Montaos, propuso:
Problema: El tercio y quinto de un número componen 80, ¿cuál es este número? Respuesta: 150.
Después de este problema resolvió el joven Solá el siguiente, dictado por el Sr. D. Joaquín Andrés Dueñas: ¿Cuál es la raíz cúbica de 5.790,416? —Y el joven contestó, después de un momento de meditación, 156.
También se le propuso el siguiente por el mismo Sr. Dueñas: ¿Cuál es el número cuyo cubo unido cinco veces a su cuadrado, si se resta de él doce veces este número y además 42, da un resultado igual a cero? -El joven reflexionó algunos instantes, y respondió que era el núm. 5.
Estos últimos problemas son dos de los cuatro que M. Arago preparó junto con los Sres. Cariolis y Sturm, y propuso en sesión de la Academia de Ciencias de París, al niño siciliano, de diez años, llamado Vito Mangiamele, hace algunos años.
La concurrencia entonces manifestó que estaba profundamente satisfecha, y que el joven debía descansar, al mismo tiempo que se le saludaba con un nuevo aplauso. El examen terminó, mas habiendo manifestado el Exmo. Sr. D. R. Primo de Rivera, que en aquel momento se abría la suscripción, que los que quisiesen podían apuntarse, o apuntarse y pagar en el momento, o acudir después a las oficinas de la Real Universidad para el mismo objeto, el Sr. Antonio Zambrana fue el primero que inscribió su nombre en la lista, entregando una onza de oro al que esto escribe, y manifestando en los términos más expresivos la satisfacción que en ello experimentaba sintiendo no dar otra cosa, como padre de familia pobre. El que esto escribe junto con el Sr. Rector y el Sr. D. Francisco Ruz, recaudaron las cantidades siguientes:
(Sigue una lista de diferentes personas.)
El Sr. 1). José Eustaquio Sánchez, Regidor del Ayuntamiento de Cárdenas, agregó la generosa oferta, aceptada, de que daría además una onza mensual mientras reciba educación el joven Solá.
El Sr. D. Eduardo Martín Pérez ofreció sostenerlo en su Colegio mientras esté en la Habana, proporcionándole estudios y sostenimiento de cuanto necesite.
La misma generosa oferta hizo el Sr. D. José Alonso y Delgado, por conducto del Sr. Catedrático Dr. D. Cayetano Aguilera.
Numerosos Señores se inscribieron también por diferentes cantidades, desde seis onzas hasta un doblón que entregarán en las oficinas de la Real Universidad: sus nombres se publicarán inmediatamente.
A las nueve de la noche concluyó este acto, bellísimo, ejemplar, lleno de rasgos de noble sentimiento, de acrisolada ilustración, de patriótica y bien entendida beneficencia; y sobre todo lleno de los puros destellos de esa inteligencia asombrosa, cuyos triunfos serán sin duda tan trascendentales, cuya fama venidera y acaso próxima será universal, para gloria de España sin duda, pero gloria que se irradie sobre las sienes del Exmo. Sr. D. Rafael Primo de Rivera; para gloria de Cuba sin duda, pero gloria que bañe con sus vividos fulgores a la Real Universidad de la Habana; para gloria de Manzanillo sin duda, pero gloria que inunde de felicidad el corazón de los amantísimos padres del joven Solá, que no dudará entonces en apoyar su mano en el hombro respetable y querido de su excelente primer Maestro D. N. Mena.
La Isla entera corresponderá indudablemente al llamamiento de la Real Universidad, porque la Isla entera se distingue entre los pueblos más adelantados por su generosidad y su cultura.
Habana y Marzo 27 de 1863.
Anales de Primera Enseñanza. Periódico de las Escuelas y de los Maestros, Madrid, 1863, Imprenta de D. Victoriano Hernando, calle del Arenal, número 44. Pp. 199-205.
No hay comentarios:
Publicar un comentario