Mr. Arago, secretario perpetuo de la Academia de Ciencias de Paris, anunció en la sesión del diez y nueve de Junio del año próximo pasado hallarse presente un joven siciliano, notable por la facultad con que ejecuta de memoria las operaciones matemáticas más complicadas, el mismo que fue examinado en León por Mr. Tabaraut, profesor de esta ciudad. Arago manifestó también que había preparado de acuerdo con los Sres. Coriolis y Sturm, algunas cuestiones a fin de que los académicos juzgaran por sí mismos de la extraordinaria habilidad de este niño sobre el cual se habían propagado tan diversas noticias.
El niño se llama Vito Mangiamele, nació en un pueblo de las cercanías de Siracusa, es hijo de un pastor, y él lo ha sido también. El individuo que le ha traído de Sicilia dice, que su edad es de diez años y medio, que desde muy temprano manifestó la mayor aptitud para el cálculo, que el método compendiado de que se vale para resolver aquellas cuestiones que por las reglas comunes exigen mucho tiempo y trabajo, es de su invención, y que únicamente se le han enseñado algunas voces técnicas, como cuadrado, cubo, potencia, razón, proporción, etc.
No se advierte en su semblante aquel aire de timidez que generalmente infunden la aplicación y el trabajo. Su constitución robusta y la frescura de su tez, dan a conocer el buen estado de su salud; y la calma de sus facciones cuando opera indica serle muy agradable esta clase de trabajo; aunque sus expresiones carecen de cultura, tienen sin embargo un atractivo encantador.
Las cuestiones que se le propusieron son las siguientes:
1. ¿Cuál es la raíz cúbica de 3.796,416? En el momento contestó diciendo que era 156: lo que es indudable.
2. ¿Cuál es el número cuyo cubo unido cinco veces a su cuadrado si se resta de él doce veces este número y además cuarenta y dos, da un resultado igual a cero?
Arago repitió por segunda vez esta pregunta a fin de que el niño entendiera los números indicados, y apenas pronunció la última palabra, cuando este respondió que el que se buscaba era 5, con lo que satisfizo exactamente la pregunta.
3. Se eleva un número a la quinta potencia, de esta se resta cuatro veces dicho número, y además 16,779, ¿el resultado será igual a cero?
Como el niño estuvo cuatro minutos sin responder, Arago preguntó al individuo que le acompañaba si quería se le propusiese un problema más sencillo, puesto que la Academia no podía dedicar mucho tiempo a este examen, y se le contestó que el calculista no prestaría su atención a otra pregunta mientras se ocupase de la primera, y al instante dijo este que el número que se buscaba era 7, lo que exactamente se comprobó.
4. Y finalmente se pide la décima razón del número 282.475,249.
Después de dos minutos resolvió el siciliano diciendo que era 3 el número que se le exigía como no era exacto, se le advirtió, y pasados algunos segundos se rectificó determinando el número 7 que era el que se buscaba.
La Academia nombró una comisión compuesta de los Sres. Lacroix, Arago, Libri y Sturm para que examinasen a Vito Mangiamele y diesen cuenta del resultado por medio de una memoria.
(Traducido.) M. Costales.
La Siempreviva, dedicada a la juventud habanera. Artículos de ciencia, literatura, bellas artes, etc. Tomo I, La Habana 1838, Imprenta del gobierno y capitanía general por S.M, pp. 267-268.
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