lunes, 25 de mayo de 2020

Milanés se va de viaje




 Nos consta de positivo que a poco de haberse embarcado en Matanzas para los Estados Unidos el querido poeta matancero don José Jacinto Milanés, para ver si se hallaba un remedio a sus dolencias físicas y morales, después de haber sufrido un horroroso mareo, que le duró los tres o cuatro primeros días, de repente sintió su razón casi del todo despejada, y con asombro de todos principió a conversar con su hermano y amigos que le acompañaban en el buque, con tanto desembarazo, con tanto juicio, con tanta exactitud como en los felices tiempos en que escribía sus bellas y filosóficas composiciones y su interesantísimo Conde Alarcos.
 Así siguió con una visible mejoría, y apenas desembarcó en el puerto a que se dirigía, escribió dos cariñosas cartas a su madre y sus hermanas, muy bien puestas, y revelando en ellas los progresos visibles de su restablecimiento.
 Su hermano, el apreciable literato D. Federico Milanés, escribe también a su familia en estos mismos términos.
 Entusiastas y verdaderos admiradores del talento de D. José Jacinto Milanés, con inexplicable dolor veíamos apagada en los primeros albores de la vida la luz espléndida de su genio y de su inteligencia; y hoy que tenemos fundadas esperanzas de que vuelva a encenderse, bendecimos la divina Providencia, a cuyos inescrutables designios plugo abrumar por espacio de algunos años el genio que ya se había conquistado un esclarecido nombre en la literatura, para que, después de algún tiempo de doloroso silencio, se levantase de nuevo más alto, más brillante, y sea una de las glorias de su país.


 “El poeta Milanés”, Diario de la Marina, 22 de junio de 1848, p. 3. Fotografía: Bahía de Matanzas, George N. Barnard (1860).  


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