lunes, 3 de febrero de 2014

Discurso inaugural de la Exposición Soviética




  
  Raúl Cepero Bonilla

 La exposición Soviética de Ciencia, Técnica y Cultura que hoy inauguramos oficialmente presenta al pueblo de Cuba algunos de los admirables logros de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas.
 Casi todo lo que exhibe es nuevo para nosotros. En Cuba no se comercia con productos de la agricultura y la industria soviética, y se ignoran, por lo general, los resultados de la investigación y de la experimentación de los científicos soviéticos -excepto cuando despiertan el interés de las agencias internacionales de noticias, como las formidables realizaciones en el campo de la física nuclear y en la construcción de cohetes y vehículos espaciales- y apenas se conocen las modalidades del sistema de vida de los pueblos que forman la URSS.
 Desde luego, para el pueblo cubano no han pasado inadvertidos los grandes acontecimientos históricos de la URSS. En una oportunidad Cuba y la URSS unieron sus esfuerzos en un objetivo común: la cruenta lucha contra el totalitarismo nazifacista. La literatura y el arte de la Unión Soviética no son desconocidos para el pueblo de Cuba. En los estantes de las bibliotecas públicas y privadas aparecen obras de sus grandes pensadores, en las salas de concierto se escucha la música de sus grandes compositores, en los teatros se interpretan las obras de sus grandes dramaturgos y en los cines se exhiben las películas de sus grandes director y actores.
 La distancia geográfica es ciertamente un obstáculo al conocimiento directo de ambos pueblos. Factores políticos también han contribuido a este alejamiento secular. Pero las distancias geográficas se acortan constantemente con los adelantos de los medios de transporte y las distancias políticas que separan a los pueblos tienden a desaparecer con el respeto recíproco a sus propias determinaciones.
 Es cierto que las relaciones comerciales acercan a los pueblos pero las que Cuba ha sostenido con las URSS han sido unilaterales e indirectas. Desde 1952 la Unión Soviética es un buen mercado para el azúcar cubano. El Instituto Cubano de Estabilización del Azúcar vendió el año pasado a la Unión Soviética 300 mil toneladas de azúcar, operación que representó ingresos en divisas por las de 35 millones. La Unión Soviética ha sido un mercado importante para el azúcar cubano, no solo por el volumen y valor de las compras, sino también por la oportunidad con que se han celebrado. Los precios del azúcar en el mercado mundial cayeron en 1959 al nivel más bajo de los últimos años, pero a partir del mes de agosto empezaron  a subir no por las medidas restrictivas aplicadas por el Consejo Mundial Azucarero, sino por la venta primero de 170 toneladas y, después, de 340 toneladas que el Instituto Cubano de Estabilización del Azúcar concertó con el Gobierno de la Unión Soviética.

 Compra de azúcar

 Después de redactadas estas cuartillas y camino de este acto, recibimos un cable de alegría para el pueblo de Cuba. El gobierno de la Unión Soviética acaba de firmar el contrato por el cual compra 345 mil toneladas al precio de 2,78 la libra (embarques –febrero, 15 de mayo).
 El Gobierno Revolucionario de Cuba, país con firme tradición independentista, considera que el mejor modo de afianzar la soberanía es ampliando el ámbito de las relaciones internacionales. Hace buenas las prédicas de Martí de que no debemos vender o comprar en un solo mercado. La independencia económica se conquista con la diversificación de los mercados exteriores.
 Las naciones pequeñas también tienen el derecho de trazar su política internacional, o no son independientes. El pueblo de Cuba ha encontrado en la Revolución un modo de expresión económica, política y social propio y peculiar. No tenemos otra ubicación que la nuestra, que nos permite manifestarnos con entera libertad y autonomía en el campo internacional.
 El Gobierno Revolucionario está decidido a comprar y vender en todos los países del mundo. Ningún tratado internacional obliga a Cuba a cerrar sus puertos a los productos de un país o de un grupo de países o le impide crear mercado para sus exportaciones mediante importaciones compensatorias dirigidas. El comercio internacional es una calle de doble vía: para vender hay que comprar.
 Esta nueva política económica exterior se aplica a una coyuntura poco favorable: coincide con medidas inevitables de restricción a las importaciones, impuestas por el saqueo criminal de las reservas monetarias durante la sangrienta tiranía de Batista. Esto quiere decir que a un corto plazo el valor de las importaciones será menor, pero mayor el número de países vendedores. Esperamos que con el control de las importaciones y las compras dirigidas podamos aumentar nuestras exportaciones y a la vez multiplicar en el futuro las importaciones de equipos, maquinarias y materias primas de todas las procedencias. 



  Problema financieros

 El pueblo de Cuba, inspirado por la férrea voluntad de sus dirigentes, hará todos los sacrificios para apresurar el desarrollo económico. La Reforma Agraria es el fundamento de la industrialización y sin industrialización no se podrá asegurar el pleno empleo. Este proceso deliberado de crecimiento económico plantea un problema financiero que el Gobierno Revolucionario resolverá con la solución correcta: el aumento de las exportaciones para pagar las importaciones extraordinarias que se requieren para llevar adelante la Reforma Agraria y la industrialización. Los financiamientos exteriores se pagarán, en definitiva, con exportaciones de mercancías. Haremos en cinco años todo lo que las generaciones anteriores dejaron de hacer en 58 años de República...
 Puede ser que produzca aún mayor impresión porque la falsa propaganda difundida contra la Unión Soviética impedía que se conociera lo que realizaba la URSS. Y cuando la gente ve lo hecho sin tergiversaciones se admira. Todo esto se ha reflejado en los libros de impresiones de nuestra exposición en Estados Unidos y México, en los cuales pueden leerse tales frases: "Me parece que esto es asombroso", "Magnífico" (Estados Unidos) “Aunque no comparto sus opiniones les felicito por su progreso y su desarrollo económico e industrial", "Eres grande URSS, pero todos tus millones de habitantes y tus 22 millones de kilómetros cuadrados caben en corazón" (México) o esta otra "Estoy sinceramente entusiasmada de lo que he visto en la exposición. He venido desde el Río Bravo para ver todo esto y no en vano he recorrido dos mil kilómetros".
 Y ciertamente, al recorrer la exposición siente uno más claramente toda la grandeza del significado de la Revolución de octubre para el destino de la humanidad.
 Los soviéticos incasablemente edifican y desarrollan su Estado. En 42 años hemos recorrido un largo y difícil camino y hemos logrado no pocos éxitos.

  País poco desarrollado

 La Rusia zarista era una antigua y vasta potencia, pero era, fundamentalmente, un país agrícola muy insuficientemente desarrollado, por no decir subdesarrollado. En muchas ramas de la industria Rusia iba a la zaga de los países europeos. En su consumo percápita en vísperas de la primera guerra mundial, según señalaba Lenin, Rusia "va la par con España, uno de los países más atrasados". En aquel entonces Lenin decía que "Rusia sigue siendo, hasta lo increíble e inusitado, una país atrasado, miserable y semibárbaro, equipado 4 veces peor que Inglaterra, 5 veces peor que Alemania, 10 veces peor que Estados Unidos de instrumentos de producción modernos. La aldea rusa estaba hambrienta y desnuda, la mayor parte de la tierra pertenecía a los terratenientes. Los trabajadores de la ciudad eran explotados implacablemente, la mayoría aplastante de la población era ignorante y analfabeta, y trabajaba hasta la extenuación. Las regiones alejadas eran bárbaras y semisalvajes."
 Puede preguntarse: ¿Cómo ha sido que solo en 42 años, plazo históricamente muy breve, la Rusia un día atrasada, sofocada por la tiranía zarista, respirando a pleno pulmón los aires de la libertad, logró tales cimas en el desarrollo económico, cultural y social?
 Un país que nos compra azúcar anualmente por más de 35 millones y que ofrece un mercado potencial varias veces mayor, hace bien en mostrar al pueblo cubano los productos de su avanzada industria, las sorprendentes realizaciones de su ciencia a la tecnología y las subyugantes manifestaciones de su cultura y arte.
 Saludamos este acontecimiento, a sus organizadores, y en especial al ilustre invitado Anastas I. Mikoyan, Primer Vice Primer Ministro del Gobierno Soviético y uno de los grandes administradores de la edificación del socialismo.
  El pueblo cubano halló su camino en la Revolución y desea ser amigo de todas las naciones. La Feria Soviética de Ciencia, Técnica y Cultura contribuirá, sin duda, al estrechamiento de las relaciones de Cuba y la Unión Soviética.

 Tomado de Diario de la Marina, 6 de febrero de 1960. 
 

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