Comió como un príncipe y pidió un coñac para rematar la cena. Lo mezcló con el cianuro que llevaba en un frasquito y pidió la cuenta. Dijo al camarero que se la trajo: Dígale al dueño que esta comida la va a cobrar en el infierno. Y tranquilamente se bebió el tósigo.
Félix Soloni, 13 de mayo de 1909
José M. Carbonell, La poesía lírica en Cuba...La poesía lírica en Cuba...
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