sábado, 23 de octubre de 2021

Rubén Darío y Blasón



Paulino G. Báez


Rubén Darío: dicen que fuiste de los astros

centurión, en palacios irídeos del vacío;

que por ti comulgaron todos los Zoroastros,

todos los Jesucristos… ¡Verdad, Rubén Darío!


Un pedestal glorioso la suerte te depara

y tu fama, al pináculo, Padre Darío llega,

pues fuiste quien un día su amor le declarara

—ebrio de sol y luna,— a la bacante griega.


Deja a los detractores seguir su obra malvada;

tu gloria, Padre nuestro, tu gloria está salvada…

Deja, pues, que la Envidia irreverente ladre.


El mastín de la inquina ladrará hasta cansarse

y el cuervo, el negro cuervo de Poe, irá a posarse

sobre tus viñas muertas… ¡Dios te bendiga, Padre!




Pluma y Lápiz, 25 de octubre 1907, p. 13. 


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