martes, 22 de enero de 2019

Joaquín Edwards Bello



                    UN CHILENO EN MADRID. 
                    Edwards Bello.

                    Chile. 1928.


 Lino Novás Calvo

 El hombre de nutrida cultura que ha hecho de los libros no un fin, sino un medio de llegar a la vida por su puerta más ancha, se aproxima muchas veces al escritor del pueblo cuyos gestos plebeyos forman su esencia y carácter. Un Blasco de la primera época a un Edwards Bello o viceversa. EL CHILENO EN MADRID es obra saturada de esos gustos y de esa fortaleza popular, cuya veta parece inagotable y cuya sabiduría sanchesca rebasa, a cada solicitud valerosa, los bordes de los más acendrados tecnicismos. Bendito analfabetismo el de ese pueblo español —exclama E. B. en una si es no es intención irónica.
 En este fuerte escritor chileno que, como el personaje central de la obra, lleva un apellido anglosajón y otro castellano castizo, se da ese áspero desenfado e independencia de visión que lo mismo puede producir un efecto humorístico que un reproche tartufo que una adhesión calurosa. Según el lector. Por eso su interpretación del Madrid maleante resulta más interesante que la de ningún escritor nacido y criado en aquel medio. La extranjería del autor le ofrece una atalaya de sumo valor estratégico, dadas las aptitudes tácticas —táctiles— del explorador. Táctiles: toda esta novela es una sucesión de emociones palpables. El argumento no sirve sino de pretexto para el examen folklórico y costumbrista de Madrid, con sus visos oportunos y acertadísimos de hispanoamericanismo. Interesante, porque siempre lo serán esos dramas individuales nacidos de los efecto» primarios de la naturaleza. Honda, por su sentido del alma inculta del medio en que se desarrolla. Y de gran trascendencia en las relaciones de América y España, por cuanto E. B. da una edificante lección en su posición frente a ésta, mirándola, no con ojos de liberto, sino de igual a igual desde el fondo de la historia. Tal es el valor más saliente de EL CHILENO EN MADRID, obra editada segunda vez y desconocida, no obstante, entre nosotros.

  L. N. C.

 Revista de Avance, 15 de enero 1929, p. 247.  

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