José Ramón Betancourt
"Mi buen amigo: más de una vez me has oído hablar del asalto vandálico e inícuo robo que en años pasados hizo la partida del famoso Rubio en nuestro ingenio: sabes que nuestra casa fué saqueada por esa horda de forajidos, que mi padre debió la vida entonces a la gracia del cielo y al valor y lealtad heroica de su administrador, que cosido a puñaladas, murió guardando la puerta de la pequeña estancia en que él y nosotros nos habíamos refugiado. No ignoras que el robo que entonces se nos hizo nos obligó á concursarnos, arrastrándonos al borde del abismo de la miseria, de donde hemos salido merced a una economía y una laboriosidad constantes. Ya viste que la gratitud y un amor puro me impulsaron a dar mi nombre y mi mano a la hija de ese administrador; pero que juré vengar a su padre. No he omitido medio de cumplir mi palabra, jamás he borrado de mi memoria aquella horrorosa escena de que fuí testigo siendo niño; he minado puedo decirte, la Isla, he hechos innumerables desembolsos por seguir los pasos del Rubio; alguna vez lograron mis agentes encontrar y aun aprehender a ese bandido, mas por desgracia, parece que cuenta con recursos misteriosos y cuantiosísimos que le han abierto las puertas de las cárceles y alentádole en la senda tenebrosa que sigue. Tú habrás oído su fama funesta, sabrás que varía de nombres y aun de figura, y que tan pronto se encuentra en la encrucijada como en la ciudad su huella sangrienta, que parece horrorizar a sus perseguidores y aun a nuestras mismos tribunales.
Se sabe por conducto fidedigno que la partida del Rubio está en la jurisdiccion de Puerto-Príncipe; hay quien le haya visto paseando impunemente por sus calles y el gobierno ha comisionado a un oficial de alta graduacion para que lo persiga y lo traiga aquí vivo o muerto.
Este oficial que es amigo íntimo mío y que te entregará esta carta, merece que te lo recomiende muy eficazmente. Dale, Fernando, cuantas noticias te pida acerca de su objeto, facilítale la introduccion en las fincas que necesite regristrar, franquéale, en una palabra, cuanto te exija, seguro de que a todo respondo con mi caja y con mi corazón.
Te incluyo la filiación del Rubio aunque te advierto que no es un bandido vulgar, que sabe cambiar de nombre y de semblante, que tiene una presencia arrogante y aun modales finos, que es astuto y valiente, que le agrada sobremanera el juego, y que es tal su aplomo y sangre fría que se cuenta que una vez salió de la cárcel donde estaba preso, en compañía de otras personas que habían entrado a hacer visitas, que a la puerta encendió un tabaco con el carcelero y que este no le conoció.
Es difícil, sin embargo, que se escape al dador que le conoce personalmente y está enterado de sus mañas.
Adios, Fernando mío: siempre tu amante condiscípulo,
"Mi buen amigo: más de una vez me has oído hablar del asalto vandálico e inícuo robo que en años pasados hizo la partida del famoso Rubio en nuestro ingenio: sabes que nuestra casa fué saqueada por esa horda de forajidos, que mi padre debió la vida entonces a la gracia del cielo y al valor y lealtad heroica de su administrador, que cosido a puñaladas, murió guardando la puerta de la pequeña estancia en que él y nosotros nos habíamos refugiado. No ignoras que el robo que entonces se nos hizo nos obligó á concursarnos, arrastrándonos al borde del abismo de la miseria, de donde hemos salido merced a una economía y una laboriosidad constantes. Ya viste que la gratitud y un amor puro me impulsaron a dar mi nombre y mi mano a la hija de ese administrador; pero que juré vengar a su padre. No he omitido medio de cumplir mi palabra, jamás he borrado de mi memoria aquella horrorosa escena de que fuí testigo siendo niño; he minado puedo decirte, la Isla, he hechos innumerables desembolsos por seguir los pasos del Rubio; alguna vez lograron mis agentes encontrar y aun aprehender a ese bandido, mas por desgracia, parece que cuenta con recursos misteriosos y cuantiosísimos que le han abierto las puertas de las cárceles y alentádole en la senda tenebrosa que sigue. Tú habrás oído su fama funesta, sabrás que varía de nombres y aun de figura, y que tan pronto se encuentra en la encrucijada como en la ciudad su huella sangrienta, que parece horrorizar a sus perseguidores y aun a nuestras mismos tribunales.
Se sabe por conducto fidedigno que la partida del Rubio está en la jurisdiccion de Puerto-Príncipe; hay quien le haya visto paseando impunemente por sus calles y el gobierno ha comisionado a un oficial de alta graduacion para que lo persiga y lo traiga aquí vivo o muerto.
Este oficial que es amigo íntimo mío y que te entregará esta carta, merece que te lo recomiende muy eficazmente. Dale, Fernando, cuantas noticias te pida acerca de su objeto, facilítale la introduccion en las fincas que necesite regristrar, franquéale, en una palabra, cuanto te exija, seguro de que a todo respondo con mi caja y con mi corazón.
Te incluyo la filiación del Rubio aunque te advierto que no es un bandido vulgar, que sabe cambiar de nombre y de semblante, que tiene una presencia arrogante y aun modales finos, que es astuto y valiente, que le agrada sobremanera el juego, y que es tal su aplomo y sangre fría que se cuenta que una vez salió de la cárcel donde estaba preso, en compañía de otras personas que habían entrado a hacer visitas, que a la puerta encendió un tabaco con el carcelero y que este no le conoció.
Es difícil, sin embargo, que se escape al dador que le conoce personalmente y está enterado de sus mañas.
Adios, Fernando mío: siempre tu amante condiscípulo,
Luis"
La nota que iba adjunta a esta carta decia así:
La nota que iba adjunta a esta carta decia así:
FILIACION DEL RUBIO
Estatura—regular.
Color—blanco.
Ojos—azules.
Cabello—rubio.
Barba—cerrada: al cabello.
Piés—pequeños.
Es jefe de una cuadrilla, tiene algunas pecas en las manos, y su edad debe ser de 33 a 36 años.
Una feria de caridad en 183., fragmento.
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