A. Pompeyo
Así lo pregonan anuncios y carteles y en cuerpo y alma puede verse actualmente en New York en el "Hammerstein's Victoria Roof Garden".
Se trata del gigante ruso Machnoff que mide de alto nueve pies y dos y media pulgadas. Forma contraste su estatura con la de Oscar Brelenger, manager o contratista que lo ha traído para exhibirlo en América, y que es el que lo presenta al público con una pequeña explicación sobre su vida.
Mr. Machnoff es casado con una señora que no mide más de cinco pies de alto y que es una mujer muy valiente, porque valentía se necesita para casarse con ese Goliat de los modernos tiempos.
Mr. machnoff no hace gracias ni tiene habilidades, por lo menos que puedan apreciarse. Después que permanece de pie en la escena, mientras su agente hace la presentación, desciende al patio y transita por entre las calles que dejan las butacas. A manera de obispo que echa bendiciones a diestro y siniestro, él va estrechando la mano del público que se disputa ese honor. Y si alguna young lady de los palcos del segundo piso quiere hacerlo, el gigante estira su brazo y alcanza cómodamente.
Solamente viendo a este hombre colosal puede uno formarse cabal idea de su extraordinario desarrollo.
Anda despacio, sin duda para no sofocarse, pero yo lo mandaría a Cuba... pa que sude!
Cuba y América, 1906.
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