martes, 8 de mayo de 2012

Reconocimiento de nodrizas


 

  DRA. RITA FERNANDEZ VALENZUELA

 (Sesión del 26 de marzo de 1921)

 Cuando tuve conocimiento de la iniciación de los trabajos que han culminado con la fiesta de esta noche en homenaje al insigne Dr. Juan Guiteras, sentí, sin medir mi incapacidad, el deseo espontáneo, ardentísimo, de contribuir a ella con todos mis esfuerzos. Más tarde, la reflexión de mis escasas fuerzas, no atenuó la intensidad de mi entusiasmo, porque admiradora desde las aulas universitarias del ilustre higienista, gloria de la medicina y gloria de Cuba, ansiaba desde largo tiempo testimoniarle mi devoción y mi respeto. Es por eso que vengo aquí esta noche. No a leeros un trabajo científico en que vuestras ilustradas inteligencias se deleiten con la exposición luminosa de materias difíciles, sino una sencilla exposición del trabajo en que vengo empleando mis actividades hace años en el Laboratorio Nacional.
 Así pues ruego al Dr. Guiteras, nuestro ilustre festejado, acepte este trabajo modestísimo como la contribución que da mi admiración de discípulo y compañero, a este acto celebrado en su honor, y de los ilustres compañeros que me escuchan espero la benevolencia que necesito para levantar aquí mi voz esta noche como pública adhesión a mi ilustre Jefe.
 Desde que en el año 1913 pasó por nuestra Secretaría de Sanidad el ilustre Dr. Enrique Núñez, de gloriosa memoria, quedó establecido el Negociado de Higiene Infantil, incluyéndose en este Negociado el Reglamento de nodrizas o servicio nodriceril, viniendo a llenar una necesidad desde largo tiempo sentida. Pero esto no es un servicio nuevo pues desde mediados del siglo catorce ya existían en París ciertas mujeres llamadas "recommanderesses" que se ocupaban en elegir nodrizas y colocarlas en las casas donde hacían falta; de allí parten todas las agencias privadas y oficiales que en Francia, como en España y, en otros países se han establecido. En Francia se ha legislado varias veces, ya disponiendo esas agencias bajo el protectorado oficial, ya abandonándolas a la explotación de particulares, por considerarse imposible una reglamentación que comprendiera todos los casos, dando esto lugar para observar los resultados comparativos de unos y otros, llegando a la conclusión que con las nodrizas recomendadas por las agencias oficiales la mortalidad infantil era de 12% mientras que con las particulares ascendían a 42%: y tiene su explicación, porque en las agencias particulares predomina la idea del lucro por encima de toda otra conveniencia, observándose menos rigor en los exámenes de la leche, la salud, y la moralidad, propagándose con su consecuencia ciertas enfermedades.
 Tal vez no sea lícito reglamentar esa legión de mujeres que abandonan sus hijos para comerciar con su leche, olvidando uno de los más sagrados deberes, y favoreciendo en cierto modo la despoblación, pero como ellas al dedicarse a ese servicio lo hacen voluntariamente y no se puede impedir esa tendencia, justo es que así como se tiene derecho a inspeccionar los artículos de primera necesidad para impedir que se venda por bueno lo que es malo, es moral y responde a una necesidad práctica de la vida, la reglamentación del servicio nodriceril, estableciendo un centro donde los padres pueden dirigirse en demanda de nodrizas y donde el Estado les garantice en cierto modo la bondad de aquella. El Negociado de Higiene Infantil ha llenado este objeto estableciendo este servicio y desde entonces se pueden apreciar los beneficios que presta, pues a diario acuden los padres de familia en busca de datos y reconocimiento de nodrizas, y ya nadie admite a su servicio una nodriza que no esté legalmente autorizada llevando como garantía el certificado de Sanidad. Nuestro Laboratorio Nacional presta gran ayuda al Servicio de Higiene Infantil en tan interesante labor, pues que tiene a su cargo la parte más importante, la que verdaderamente decide si la nodriza en cuestión es apta o no para desempeñar el objeto que se propone, practicando los análisis de la leche, la sangre y la cutirreacción a la tubereulina. Analizamos la leche en su aspecto macroscópico y microscópicamente, midiendo la cantidad de grasa, observando sus glóbulos, disposición y aspecto, la presencia de leucocitos, cuerpos de calostros y glóbulos de pus, en los casos de infección de los conductos galactóforos o de las glándulas mamarias.
 Examinada al microscopio una gota de leche se ven flotar numerosos corpúsculos redondos, muy refrigentes, son los glóbulos de grasa. Su volumen es muy variable, oscila entre O '002 mm y O '009 mm; entre estos dos extremos se encuentran diversos tamaños, que según algunos investigadores deben comprenderse en tres grupos que a su vez expresan diferentes condiciones nutritivas de la leche. Los glóbulos grandes representan una leche fuerte; y rica en grasa, que no todos los niños soportan, los medianos son los más frecuentemente observados en las leches sanas y las más aceptables; los pequeños significan una leche pobre y poco propensa a aumentar en fuerza nutritiva. Su número es muy variable: por el análisis comparativo de varias muestras se llegó a la conclusión de que un milímetro cúbico de buena leche de mujer contiene por término medio 1.026,000 glóbulos de grasa.
 (….) Gran atención prestamos a los dos puntos que pudieran causar mayores peligros en cuanto a su trasmisión como son la sífilis y la tuberculosis, practicando la reacción de Wassermann, dando por inútil para el servicio la que resultare positiva haciendo lo mismo con la cutirreacción de la tuberculina. Hay distintas opiniones en cuanto al valor positivo de la misma. Si bien es verdad que ella no confirma una tuberculosis activa hace pensar por lo menos en la posibilidad de un terreno apropiado, o lesión curada.
 Si conjuntamente con esta reacción positiva se encuentran síntomas que acusan la posible existencia de este mal, tales como infartos ganglionares, escrófulas o alguna lesión incipiente de los vértices debe entonces dársele todo su valor y no autorizar la lactancia mercenaria.
 Las estadísticas arrojan lo siguiente:
 Número de nodrizas examinadas 498, de éstas han dado Wassermann positivo 33, negativo 465. Cuterreacciones positivas 43, negativas 455. De estas cutirreacciones positivas se ha dado el caso de repetir la prueba por segunda y tercera vez y dar siempre el mismo resultado.
 El reconocimiento de una nodriza debe ser siempre practicado con mucho cuidado pues son más numerosos de lo que se cree los casos de contagio de enfermedad e infecciones que en un examen superficial hubieran pasado desapercibidos.
 Condiciones fisiológicas que debe reunir una nodriza:  
 Edad: entre 20 y 35 años, muy joven, puede debilitarse, e interrumpir la lactancia, no obstante se han probado nodrizas de 17 y 18 años, fuertes, robustas, que han dado excelente resultado: si son muy maduras están agotadas por el trabajo y los partos anteriores (frecuentes) y suelen debilitarse y perder la leche al poco tiempo.
 Constitución: robusta.
 Multípara: porque son una garantía los partos y lactancias anteriores.
 Tiempo de parida: que no baje de un mes ni pase de tres, pero lo mejor es buscar la mayor aproximación posible entre el tiempo de parida y la edad del niño que ha de lactar y sobre todo como asunto muy importante es la cantidad de grasa que contenga.
 Algunos autores fijan como período mínimo tres meses, entre otros motivos porque a esa edad ha habido tiempo suficiente de que broten en el hijo de la misma, todas las manifestaciones sifilíticas, si el niño está infectado. Debe tener suficiente secreción láctea. Su conformación debe ser normal, buen desarrollo de los pechos, los pezones acuminados y con la conformación conveniente para que el niño pueda cogerlos sin dificultad: éstos deben ser objeto de un cuidadoso examen para evitar las mastitis, los infartos, los quistes, las fístulas y las cicatrices.
 La investigación clínica de la nodriza debe hacerse del modo más completo examinando todos sus órganos y funciones.
 Empezando por la boca, comprobando las caries dentarias, continuando por la lengua, encías, labios y fauces; la faringe, las amígdalas y los ganglios cervicales, por si en ellas pudieran descubrirse estigmas de antiguas afecciones. La piel debe ser objeto de cuidadoso examen para descubrir las dermatosis; seguiremos haciendo un cuidadoso examen de todos los órganos y cavidades para tener la seguridad de que no hay enfermedades trasmisibles ni capaces de interrumpir la lactancia.
 El reconocimiento de los aparatos circulatorio y respiratorio debe ser practicado con la misma atención. Pero sobre todo, la importancia capital la encierran estas dos grandes afecciones: la tuberculosis y la sífilis.
 Por último, debe tomarse en consideración al hacer el reconocimiento de una nodriza sus condiciones morales, aun cuando éstas no pueden propagarse por la leche, si por la imitación tan desarrollada en el niño y por lo duraderas que son las primeras impresiones recibidas en su blando cerebro: debe ser de genio tranquilo, y de modales moderados para que con sus movimientos bruscos no lastime la criatura: no debe tener hábitos perniciosos, el alcoholismo es uno de los más perjudiciales porque puede producir convulsiones y otros trastornos nerviosos.
 Es preferible que sea del campo a de la ciudad, pero en nuestro país observamos la poca frecuencia con que las nativas se dedican a esta clase de negocio, siendo en su mayoría españolas, y campesinas, en su mayor parte de ejemplar salud.
 He ahí someramente expuesto el objeto de mis trabajos. Como os advertí al principio no me propuse desarrollar un arduo tema científico sino solamente representar la sección del Laboratorio a que pertenezco, en esta fiesta en honor del Dr. Guiteras nuestro insustituible Director de Sanidad.


 "Consideraciones sobre reconocimiento de nodrizas", Anales de la Real Academia de Ciencia Médicas Físicas y Naturales de La Habana, vol. 57, 1920-21, pp. 571-76. 


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