viernes, 30 de septiembre de 2011

Muerte de Caniquí


 Filomeno Vicunia, conocido por Caniquí, chino de color, natural de esta ciudad, a la que hacía cerca de dos años que llenaba de terror con sus robos y asesinatos, burlando con su ligereza la vigilancia de los jueces, fue muerto en la tarde del 20 del corriente en la ribera del mar, en la playa nombrada María Aguilar, a una legua de Casilda. Allí en el acto de pescar fue soprendido por un comisario de policía, acompañado de alguna tropa de la partida del teniente coronel D. Domingo Armona destinada a perseguir los malhechores en esta Isla. 

 Un mes antes había sido pregonado Caniquí como ladrón y asesino famoso, pero su presunción le hizo creer que siempre burlaría la vigilancia de las autoridades. Aumentando su osadía por momentos, se atrevió en las noches del 18 y 19 del actual a asaltar dos casas a viva fuerza, y pasarlo todo a sangre y fuego en compañía de otros forajidos que le acompañaban en sus infames expediciones.

 Sabedora de esto la autoridad del distrito, dispuso que D. Domingo Armona pasase a la playa referida, con ocho hombres de su partida y sorprender a Caniquí, y conducirle muerto o vivo a la ciudad. Habiéndole encontrado le dispararon un tiro, quedando herido de un balazo; pero todavía se arrojó al mar, sorteando la muerte por espacio de cerca de dos horas, ya huyendo a nado, ya sumergiéndose para escapar del peligro, y negándose siempre a las intimaciones de que se entregase a la justicia. Al fin salieron vanos todos sus intentos, pues perseguido por una canoa, pagó la pena debida a sus delitos, que tarde o temprano debía sufrir en un patíbulo.

 Conducido su cadáver a esta ciudad, fue expuesto al público en la plaza de Paula, concurriendo gran número de gentes, ansiosas de conocer al terrible perturbador del reposo y tranquilidad de este vecindario.

 Trinidad (Isla de Cuba) 23 de Abril de 1834. Correo.
 Gaceta de Madrid, Ministerio de Gobernación, 1834, vol 2, p. 866.


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