miércoles, 24 de enero de 2024

Cortesía del tarahumara

 

  Nellie Campobello 


 El modelo de mis sentimientos es el tarahumara. Su cortesía es tanta que cuando va a la ciudad, y una señora le regala un pantalón, da ceremoniosamente las gracias. Coloca el pantalón en su brazo derecho, y se va lentamente. Al llegar a la sierra, cuelga el pantalón en un mezquite, y corre hacia su choza. Vive en la miseria. Necesita dinero, mas no pelea por él: lo mendiga con elegancia. Vive sentado, en las alturas, esperando algo de la lejanía. Tiene la majestad humilde de la pobreza. Durante su estancia en México, envíe a Antonin Artaud a Chihuahua, con los tarahumaras. Artaud me dijo, a su regreso, que estos indios son de una cortesía exquisita. En cierta ocasión, al mediodía, entró a una choza. Ninguno de sus habitantes lo conocía. La mujer continuó sus tareas. El hombre y los niños siguieron comiendo. La mujer sirvió un plato más. Lo colocó en la mesa. Le llevó tortillas. No le preguntaron quién era, qué deseaba.


 Fragmento de la entrevista realizada por Emmanuel Carballo a Nellie Campobello para Diecinueve protagonistas de la literatura mexicana del siglo XIX, Empresas Editoriales, S. A, México, 1965, p. 381. 

 

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