viernes, 31 de julio de 2020

Mañach: Sobre traducción de un soneto de Edna Saint-Vincent Millay


Versiones

Solo Euclides miró la belleza desnuda.

Callen los charlatanes que hablan de la Belleza,

Y tiéndanse por tierra sin alzar la cabeza

Y cesen en su examen, con la mirada muda.

 

Contemplando la Nada, que en complicado esbozo

va trazando sus vanas formas con ligereza,

sus graznidos de ganso, que el héroe su grandeza

busque libre del polvo entre el aire luminoso.

 

¡Oh cegadora hora, santo, terrible día!

¡En sus ojos la saeta primera refulgía (¿)

De la luz desintegrada! Euclides solamente

 

vio la Belleza pura como dicha sobrehumana.

Del que con su sandalia afirmarse potente,

Sobre piedra una vez, y luego ya lejana. (¿)

 

(Traductor no identificado)

 

Nadie miró jamás la belleza desnuda

cual Euclides. Que callen los que hablan de belleza,

y humillando en el polvo la vacía cabeza

a la nada contemplen con gran mirada muda.

 

La nada, vana urdimbre de complicado trazos,

Digna de los graznidos del ganso. El generoso

Héroe quiere saltar al aire luminoso

Librándose del polvo y sus pesados lazos.

 

Oh, deslumbrante hora, santo, terrible día,

cuando por primera vez la belleza relucía

de fragmentada luz. Que Euclides elegido

 

fue para contemplar la belleza de frente.

Dichoso el que de lejos y un instante presente

su sandalia en la piedra oyó sobrecogido.

 

Traducción de Emilio Ballagas


Euclid Alone

 

Euclid alone has looked on Beauty bare.

Let all who prate of Beauty hold their peace,

And lay them prone upon the earth and cease

To ponder on themselves, the while they stare

At nothing, intricately drawn nowhere

In shapes of shifting lineage; let geese

Gabble and hiss, but heroes seek release

From dusty bondage into luminous air.

O blinding hour, O holy, terrible day,

When first the shaft into his vision shone

Of light anatomized! Euclid alone

Has looked on Beauty bare. Fortunate they

Who, though once only and then but far away,

Have heard her massive sandal set on stone.

 

Edna St. Vincent Millay,  Collected Poems


 "Una consulta literaria", Diario de la Marina, abril 27, 1950, p. 4. 


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