miércoles, 28 de diciembre de 2022

Musas dormilonas

 


  

    Nicolás Arnao 



   Cualquier mostrenco aconsonanta y rima;

un soneto se empuja en tres tirones,

se apechugan los sesos y a trompones

se emplastan ripios, se recorta y lima.


   ¿Quién no suelta un poema que dé grima?

Mil idilios de amor, como lechones;

o en épica se queda sin pulmones,

y se guinda el poeta en la alta cima.


   Fácil, muy fácil cosa es hacer versos;

pero aquellos que nacen desgreñados,

por plebeyos, latosos y perversos


   al umbral del Parnaso colocados,

arrullan a sus musas dormilonas

de cayucas, peladas y pelonas.



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