Hace seis o siete años que la
atención de los fisiólogos y curiosos de Europa y de Norte América, fue llamada al espectáculo
de dos cuerpos perfectos, unidos o ligados con un
eslabón inseparable. La ocurrencia de dos gemelos unidos no es extraña, pues además de haber sido mencionados muchos casos de esta suerte por los escritores antiguos, se ven ahora
en muchas colecciones anatómicas; pero estos siamitas presentan el lusus
natura más extraordinario de que hay memoria.
En otros casos no se han notado más que embriones confundidos en la primera
oficina de la vida, mas aquí se ven dos hombres
perfectos, inseparablemente unidos, y animados al parecer por una sola alma, pues
que no se observa en ellos más que una voluntad, una memoria y un
entendimiento. Es probable que muchos lectores del Instructor no estén
informados de las circunstancias físicas, y hábitos
morales de estos gemelos siamitas,
representados exactamente en el grabado de arriba,
y que leerán con gusto algunas páginas sobre el asunto.
Nacieron
estos dos jóvenes en un lugar de la costa de Siam, en mayo 1811, sin haber experimentado la madre
inconveniencia alguna en el parto, no solo por ser las dos criaturas muy
pequeñas, mas por haber presentado uno su cabeza entre las piernas del otro.
Sus padres eran chinos, y dieron a los mellizos los nombres de Eng y Chang. La unión de estas
dos criaturas causó al principio alguna novedad, pero en un país donde no se
cultivan las ciencias naturales, no se nota más que la primera impresión de los sentidos; así pues crecieron los mellizos sin
excitar admiración, hasta que vistos por el capitán Americano Coffin, obtuvo
que la madre le permitiese traerlos a Europa en 1829. Habiendo arribado
primeramente a Boston, en los Estados Unidos, la primera relación fisiológica de este fenómeno animado, fue la publicada por el Dr.
Warren, médico de aquella ciudad, cuya descripción
no dejará de producir interés considerable en su
primera lectura.
Eng y Chang
son dos perfectos jóvenes; su talla 5 pies y 6 pulgadas castellanas, derechos y
bien formados, activos, fuertes y ligeros. Andan en una igualdad graciosa,
pueden correr con bastante celeridad, nadan muy bien, y con fuerzas para llevar
en sus hombros hasta tres quintales a una corta distancia.
Están unidas estas dos
personas por un corto ligamento en las bocas de los
dos estómagos, de modo que cuando andan, van tan
pegado uno a otro, que no se ve espacio alguno entre ellos, no teniendo el
ligamento que los une más de dos a tres pulgadas de largo, pero el ancho de arriba
abajo es de cuatro a cinco pulgadas. Este ligamento
no es redondo; y en la parte baja, en el centro, hay un solo ombligo, por el
que ambas criaturas fueron alimentadas en el vientre de la
madre. El ligamento nace en la parte más baja y central del pecho de cada muchacho, siendo una continuación de la extremidad cartilaginosa del esternum, o
hueso del pecho, con músculos, vasos sanguíneos, y cubierto, como toda otra
parte del cuerpo, con pellejo. La parte baja de este
cartílago es cóncava, pero la parte alta se ha endurecido progresivamente, de modo que hay razón para suponer que al fin vendrá a
osificarse. El Dr. Bolton ha hecho, después de un
examen prolijo, muchas observaciones fisiológicas, interesantes solo a los
anatómicos. Tocado el ligamento en el centro, ambos reciben la sensación al
mismo tiempo, pero si se toca, como media pulgada del centro, la sensación es percibida
solo por el muchacho a quien le corresponde. No pueden recibir daño ni sentir
dolor, haciendo fuerza por separarse, porque el ligamento está tan fuertemente
afianzado a los dos cuerpos, que se pueden suspender los dos jóvenes con una
soga pasada por el ligamento, sin causarles dolor ni incomodidad.
Por la manera
que la naturaleza ha unido a estas dos criaturas, no es posible que estén en
otra posición que lado a lado, y sin embargo tanta proximidad no sienten
inconveniente alguno; ya estén sentados o tendidos, ora estén en pie o andando,
uno tiene generalmente el brazo inmediato al cuello del otro, y este el suyo
por la cintura de aquel. De otro
modo quedan en una posición tan estrecha, que necesitan encogerse los hombros
inmediatos.
En sus movimientos ordinarios
parecen dos personas valsando. Cuando se sientan, se levantan, o se agachan,
sus movimientos parecen extraños, pero no desgraciados. La estatura de los dos es exactamente igual, y menos de la talla ordinaria de los
Europeos; y aunque a primera vista son muy parecidos, después de mirarlos con atención se ve
que hay diferencia en sus facciones. Su complexión, y la forma de la nariz, labios y ojos
muestran que son chinos; pero la frente en ambos es más alta y angosta que las de sus paisanos.
Ambos son
vivos e inteligentes, y ponen mucha atención a lo que ven y a lo que oyen. En
su país no aprendieron más oficio que remar un bote, pero esto no es extraño,
porque su padre era un pobre pescador; y aunque en Europa no han aprendido
tampoco oficio, a causa de estar siempre en
exhibición, les enseñaron a jugar a las damas, aprendiendo tan pronto que
ganaban a sus maestros. Son muy agradecidos a los que los tratan con atención,
y prontos a ofenderse al oír alguna observación poco delicada u ofensiva. Son
buenos fisionomistas, porque a una mirada conocen el carácter de los que los visitan, y si son de su
gusto se muestran muy amables y placenteros.
No hablan nunca uno con
otro, a no ser alguna cosa extraña que el uno vea, y este seguro no ha sido
observada por el otro; pero este silencio entre los dos es natural, porque
siendo su experiencia común en todo, no tienen nada que comunicarse. Varias
veces se ha intentado mantenerlos en conversación separada con individuos
diferentes, pero ha sido vano el intento, porque no pueden dejar de dirigir su atención a la misma cosa, y al mismo
tiempo. En sus movimientos se observa la más perfecta ecuanimidad, estando sin
duda movidos por una misma voluntad, como si no hubiera más de un alma en los dos cuerpos; pero suponiendo a cada uno
con su alma individual, lo cierto es, que la volición procedente de uno, parece imperativa en ambos. Todo lo que agrada a
uno agrada al otro, y el disgusto a alguna cosa es igualmente sentido por los
dos. Tienen hambre y sed al mismo tiempo, nunca desconvienen en el manjar, y su
comida y bebida es tan igual como se puede imaginar. Ambos sienten el sueño
simultáneamente, y siempre despiertan á un mismo momento.
Sobre la
cuestión de la identidad moral de estas dos personas, dice el Dr. Warren — "No hay
razón para dudar que las operaciones intelectuales de los
dos son tan perfectamente distintas, como las de cualquiera
otros dos individuos que accidentalmente hubiesen venido a estar unidos. No me
atrevo a decir, que una semejanza de educación, y
una identidad de posición, con respecto a los
objetos exteriores, los hayan inspirado con esta extraordinaria semejanza, o
mismidad de acción mental; pero lo cierto es, que
ambos convienen perfectamente en sus inclinaciones, hábitos y gustos." Sin
embargo de esta semejanza tan decantada en gustos y
facultades intelectuales, hay quien asegure existir alguna diferencia en sus
mentes, siendo más agudas las percepciones en uno que en el otro, y hay también
una coincidencia correspondiente en sus cualidades morales; el que parece más
inteligente tiene un genio mas irritable, mientras que el menos inteligente es de un natural muy suave. Se refiere además, que durante
su viaje de Siam a América, tuvo uno gana de bañarse porque sentía calor, y el otro no quiso porque
sentía frio, y después de algunas quejas con visos de riña, la idea del baño fue abandonada, prevaleciendo
el no al voto. Esta, creemos, haber sido la única vez en que ha
habido altercación entre estos gemelos.
Las
observaciones patológicas no son menos notables que las fisiológicas. La
circulación de la sangre en ambos cuerpos tiene una
uniformidad muy notable. Los latidos del corazón coinciden exactamente en ambos;
no solo han sido contadas setenta y tres pulsaciones en un minuto en cada uno,
mas tomando el médico los pulsos de ambos, con sus
dos manos, halló que los latidos en ambos eran sentidos simultáneamente. La respiración
es constantemente igual en ambos.
Pero la
cuestión más difícil de resolver es, si será practicable
separar por el arte a dos personas unidas tan caprichosamente por la
naturaleza. Con respecto a la opinión de los gemelos siamitas, no hay cosa más absurda, ni asunto que
más les disguste, y siempre que se ha mencionado la posibilidad de la separación, han vertido amargamente lágrimas. El Dr.
Warren piensa, que la operación de cortar el
vínculo firme que los une será peligrosa, aunque no imagina que será fatal;
pero como los dos cuerpos y almas viven tan felices en su estrecha unión, sería
una locura imperdonable el intentar separarlos. Si sucediese que uno de ellos muriera, la separación inmediata seria
imperativa. Otros casos anteriores, sin embargo, pronostican un resultado
funesto. Ambrosio Paré menciona dos niñas, unidas por las frentes con otro ligamento
cuya sustancia no está expresada; una de ellas
murió a los diez años de edad; la separación fue
hecha inmediatamente, pero la herida privó pronto de la
vida a la otra. El Dr. Mitehell y el Dr. Anderson son de opinión,
que el ligamento tiene un canal, a donde se juntan las vísceras del abdomen de cada muchacho, sintiéndose allí como una hernia cuando
tosen. De lo que se deduce, que el corte del ligamento
produciría una abertura en la barriga de cada uno,
la que sería fatal. Tales son los detalles más exactos que hemos encontrado
sobre el fenómeno singular de estos gemelos siamitas. La curiosidad parece ahora extinguida,
hasta que vuelva a revivir con la separación.
El Instructor: Ó repertorio de historia, bellas
letras y artes, Volumen 5, 1838, pp.
9-10.
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