Sr. Presidente y Sres. Académicos: En la sesión pasada se dio cuenta aquí de un caso de hemafrodismo, que, si bien raro en nuestros anales, implicaba una cuestión de medicina legal, pues se pedía á la Academia se sirviese emitir su voto respecto al sexo verdadero. Esta Corporación aceptó el encargo, y para resolver con mejor acierto, pues se necesitaba de un examen con el cloroformo, nombró una Comisión, compuesta de los Dres. Casuso, Lavín y el que suscribe.
Esta, cumpliendo con su cometido, viene hoy a dar cuenta del resultado obtenido. Pues bien, como recordareis se trata de un individuo de dos años y medio, fruto del matrimonio de D. E. R. y de D. M. del C. C., el cual nació en la estancia el Monterito, barrio del Calvario, de esta jurisdicción, el 19 de Marzo de 1890, y se bautizó a los ocho días con el nombre de María Josefa.
El Licenciado D. Domingo Cabrera, médico, ha proporcionado los datos siguientes: los padres son primos hermanos; menor que ésta, que no presentan imperfección alguna; no obstante, ella ha tenido solamente coqueluche, pues goza de buena salud; está bastante desarrollada en comparación del hermano mayor, que le lleva veinte meses; es más cariñosa, dócil y humilde que éste; de color trigueño claro; su altura y grueso proporcionado; su carácter es alegre, muy vivaracho, y según el padre, por la agilidad y soltura de los movimientos, característicos de las mujeres, ella debía ser hembra.
Reunidos en casa del Licenciado Cabrera, Calzada del Cerro, número 463, donde se hallaba esperando María Josefa, para ser reconocida se recogieron los datos correspondientes a la topografía de la región, y son: como órganos genitales externos, un monte de Venus bien desenvuelto, y una vulva incompleta, que presenta el clítoris muy desarrollado, de dos centímetros de largo, cubierto por la piel, y debajo de éste y en su base el meato urinario oculto por aquél, tanto que es preciso levantarle para que se divise éste. La vulva está formada de dos grandes labios, que desaparecen en el tercio inferior, dejando ver una gran extensión sin cubrir, de cuatro centímetros de largo, que se extiende desde el clítoris hasta el ano, no interrumpida dicha superficie más que por el meato, siendo en la parte superior mucosa, y el recto perteneciente al periné, el cual ofrece su safe liso, nada saliente. No existen las ninfas.
Levantando el clítoris se divisa el meato urinario, como se lleva dicho, y corresponde a una uretra corta y recta, que se dirige directamente atrás, pudiendo introducirse una sonda fácilmente, y extraerse orina; mas dirigiendo un estilete explorador de arriba abajo y de delante atrás, hacia el recto, se halla un conducto de dos y medio centímetros, que termina en un fondo de saco, que puede ser una vagina rudimentaria o poco desenvuelta.
Después se colocó sobre una mesa, se le dio el cloroformo, y durante el sueño se practicó el tacto bimanual, introduciéndole el dedo índice de la mano derecha por el ano, la otra se colocó sobre el hipogastrio, resultando de la exploración rectal, que existen hacia la línea media un cuerpo ovoideo, de la forma y dimensiones de una almendra, de poca resistencia, de dirección vertical, y situado por encima de la sínfisis pubiana, y otro colocado a la izquierda de María Josefa, a mayor altura, de más consistencia y volumen que el anterior, movible, y que por la forma es la de un útero de párvula.
Con tales datos, y no encontrándose los órganos correspondientes al sexo masculino, la Comisión cree que no debe quedar duda respecto al sexo verdadero de la citada niña.
Señores académicos; esta niña fue denunciada como varón por un médico, que tuvo que asistirla por una ligera afección; expidió un certificado, y el padre, con este documento recurrió a su Juzgado, para que se modificase el asiento del Registro Civil, y partida bautismal, lo cual no pudo realizarse por faltarle fondos al interesado para pagar los derechos. El repetido Cabrera sostenía que no debía hacerse nada sobre el particular, pues creía que era hembra María Josefa, y en tal virtud ha querido oír a la Academia.
Quien recuerde los diversos casos de hemafrodismo, como el de Justina Jumas, de Adelaida Pieville, María Margarita, María Lefort, María Droctec Denier y Carlos Droge Huben Juan Pedro, María Josefina y Adelaida Herculina o Alexina, no podrá por menos que aceptar lo difícil que ha sido resolver tales casos con solo la apreciación de los órganos exteriores, necesitándose ya de la mano del tiempo, ya de la losa anatómica para discernir querellas, que se habían suscitado con motivo del hemafrodismo, y al mismo tiempo notar lo singular, que se venía haciendo esas celebridades como las que han servido para refrescar la memoria.
Es cierto que el verdadero hemafrodismo no existe en la especie humana, ni en los animales mayores, así es que se bautiza con tal nombre el seudo-hemafrodismo, o sea a la persona que, siendo de un sexo, aparece ser del opuesto, o bien como en el caso actual, que tanto podía ser del uno o del otro, en virtud de la disposición de los órganos exteriores y que la exploración interna ha puesto fuera de duda.
Por tanto, si se fuese a ser severo, tal término debiera desaparecer, porque encierra una idea falsa o errónea, pues no hay más que hombres o mujeres con un organismo más o menos bien conformado. Y, por último, extraña mucho que no se haya apelado al reconocimiento rectal, que si se hizo, no se menciona; si bien hay que tener presente que algunos de dichos casos se refieren al año veinte y la admiración desaparecerá.
Por todo lo expuesto, la Comisión cree que puede informar a la Academia, que el caso de que se trata, o sea el de María Josefa R. C., pertenece al sexo femenino.
Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de La Habana, vol. 29, 1892-1893, pp. 224-27 (Sesión del 28 de Agosto de 1892.)