Gil Gelpí y Ferro
La procesión cívica, con
admirable orden, desde el muelle de la Machina siguió por las calles de la
Cuna, Oficios, Plaza de Armas, y frente del Palacio, desde cuyo balcón el
Excmo. Sr. Capitán General presenció el desfile, saludó a los Voluntarios y
vitoreó a España y a Cuba Española, cuyos vivas fueron contestados con
entusiasmo por los Voluntarios, y por la compañía de Guías del Capitán General
que cubría el frente del Palacio y mantenía la Plaza despejada. Siguió la
procesión por las calles del Obispo, Mercaderes, Plaza Vieja, Muralla, Calzada
del Monte, Águila, Reina y Paseo de Tacón, donde abriendo filas las comisiones
delos cuerpos, dieron paso a los Cazadores de Barcelona que entraron en el
Cuartel de Madera.
Por la noche un gentío inmenso
recorría las calles para ver la iluminación, las colgaduras y los magníficos arcos
de triunfo. Los oficiales e individuos del batallón de Voluntarios Catalanes
fueron en todas partes obsequiados y reinó la más cordial fraternidad y la más
pura alegría en la capital de las Antillas.
Al anochecer del día siguiente
todo respiraba animación en las inmediaciones de la Quinta de los Molinos,
donde debían ser obsequiados con un banquete los Sres. Jefes y Oficiales del
Batallón de Catalanes por la Comisión de Festejos, como habían sido obsequiados
con un buen rancho los individuos de tropa del mismo.
En los elegantes salones de la Quinta, donde
solían residir durante el verano los Capitanes Generales, se habían preparado
mesas con más de trescientos cubiertos, donde se debían sentar con los dichos
jefes y oficiales obsequiados, todo lo más distinguido de la capital de la isla
de Cuba. Los señores convidados por la Comisión de Obsequios como a las 8 se
sentaron y empezó el banquete, alternando los coros de catalanes con las bandas
de música colocadas en los alrededores de la Quinta. La comida fue excelente y
a los postres el Sr. Presidente de la Comisión D. Manuel Martínez Rico, brindó
por los Voluntarios Catalanes, por el Excmo. Sr. Capitán General y por España,
que ha de conservar siempre la isla de Cuba! El Sr. Vice-Presidente D.
Francisco Camprodón recitó unos hermosos versos en catalán, que arrancaron
atronadores aplausos.
El Sr. G. Gil Gelpí, Secretario
de la Comisión brindó por las madres catalanas que conservando las creencias y
siguiendo las costumbres de nuestros antepasados, saben desprenderse hasta de
sus hijos cuando la Patria lo reclama! Comparó a las nobles madres catalanas
cuyos elevados sentimientos pueden rivalizar hasta con los de las matronas
espartanas, con las desgraciadas hijas de la isla de Cuba que han abandonado
sus hogares para pasar al campo de los insurrectos o al extranjero a mendigar
socorros, abjurando la religión verdadera de sus padres y abandonando las
costumbres, tradiciones idioma y cuanto hay en el mundo de más caro! El Excmo.
Sr. D. Rafael Clavijo General Subinspector de Ingenieros y Voluntarios
pronunció un elocuente discurso, y lo mismo otros señores que fueron como los
precedentes interrumpidos varias veces por los aplausos del inmenso gentío que
se había reunido dentro y fuera de los salones.
Al día siguiente el Excmo. Sr. Capitán General
revistó a los Voluntarios Catalanes, los que fueron obsequiados hasta el día
que verificaron su embarque, acompañados hasta el vapor que debía conducirles a
Nuevitas por los señores de la Comisión y jefes de Voluntarios de la Habana.
El Excmo. Sr. D. Julián de Zulueta, habiendo
recibido de las Provincias Vascongadas la noticia de estar prontos para
embarcarse los decididos Voluntarios del Primer Tercio que las Juntas estaban
organizando, reunió en su casa un gran número de personas distinguidas, y entre
ellas las que habían formado parte de la Comisión de obsequios para recibir a
los catalanes. Bajo la presidencia del mismo Sr. Zulueta, que organizó una Comisión
para recibir y obsequiar a los valientes del Primer Tercio de Voluntarios de las
provincias vascongadas. El día 2 de junio llegaron los vascongados en el vapor
Guipúzcoa y verificaron su desembarco en la Machina. Allí se había colocado un
hermoso laurel de la India, simbolizando el histórico Árbol de Guernica y al
rededor del cual se colocó la Comisión de obsequios, en cuyo nombre el Excmo.
Sr. D. Antonio García Rizo dio a los valientes la bienvenida, pronunciando en
castellano un elocuente discurso que fue vivamente aplaudido; lo mismo que el
pronunciado después en vascuence puro y con notable brío por el Sr. Eleizegui.
Siguiendo el mismo Programa que se observó en la entrada de los catalanes, y
aumentado todavía el séquito con numeroso carruajes, con niñas representando la
agricultura, la industria, la navegación y el comercio, con un coro de
vascongados que alternaba con el de los catalanes, y con comisiones de muchas
más poblaciones, y teniendo el honor de abrir la marcha los voluntarios de
caballería Chapelgorris de Guamutas, se dirigieron por las calles engalanadas y
por debajo de varios arcos de triunfo al Cuartel de Madera. El día 3 después de
haber tomado los Voluntarios excelente rancho, costeado por la Comisión, fueron
obsequiados los Sres. Jefes y Oficiales con un gran banquete en el Teatro de
Tacón, en el que tomaron asiento más de cuatrocientas personas, de la más alta
posición de la Isla.
A los postres el Excmo. Sr. D.
Julián de Zulueta pronunció un patriótico y entusiasta brindis, al que
siguieron los de los Excmo. Sres. Generales de Marina, de Artillería, de
Ingeniero y Regente de la Audiencia, del Sr. Coronel de los Voluntarios
Vascongados y de los Sres. Directores de los Periódicos D. Juan de Ariza, D.
Gonzalo Castañón y el que estas líneas escribe. El Sr. de Zulueta tuvo la feliz
idea de reunir y publicar en un Álbum de gran lujo todos los artículos y todas las
poesías que vieron la luz pública y todos los discursos que se pronunciaron en
la Habana, con motivo de la llegada del primer Tercio de Voluntarios
Vascongados. Tenemos a mucha honra que nuestros humildes artículos y discursos
figuren en aquel notable libro, que recuerda uno de los más memorables días que
registran los Anales de la isla de Cuba.
Con igual entusiasmo y siguiendo con pocas
variaciones el mismo Programa, fueron sucesivamente recibidos los batallones de
Voluntarios de Andalucía, Asturias, Santander y 2 y 3ro de Catalanes y otros
cuerpos de Voluntarios que llegaron a la Habana; y en todas las fiestas cívicas
reinó la más cordial fraternidad entre los hijos de todas las provincias
peninsulares y ultramarinas. En todas se manifestó el más noble entusiasmo y se
dieron repetidas pruebas de desprendimiento patriótico.
Con estas Fiestas cívicas se consiguió
levantar el espíritu público, poner en contacto hombres de distintas
posiciones, dar a conocer la altura en que estaban muchos individuos y encaminar
por buena senda la opinión pública; sin excitar rivalidades y sin dejar crecer
aspiraciones que hubieran producido resultados funestos en las circunstancias
que en aquellos meses atravesaba la isla de Cuba. Ano ser por los arranques de
patriotismo, los rasgos de desprendimiento y el caudal de conocimientos que en
aquellos días se pusieron de manifiesto, quién sabe hasta dónde habrían llegado
las ambiciones bastardas de algunos hombres de reputación usurpada, que quizá
soñaran en organizar juntas; y en nombre de los principios conservadores y a
pretexto de conjurar futuros peligros, habrían entrado en el peligroso terreno
de la Autonomía. Al ver que en caso de proponerse una peligrosa medida cuando
el pueblo español leal lo podía todo, no serían ellos los elegidos, porque otros
habían dado pruebas de ser más inteligentes, mas desinteresados y mejores
patriotas, se contuvieron y se marcharon algunos a la Península en busca de
empleos lucrativos.
Al mismo tiempo que los
ambiciosos que siempre habían pertenecido al partido conservador se contenían,
los laborantes se desanimaban al ver como se encaminaba por la buena senda la
opinión entre los que sin reparar en sacrificios y sin pretender medrar
personalmente, querían ante todo que Cuba fuera para siempre Española.
Álbum histórico fotográfico de
la guerra de Cuba, 1872, pp.
299-31.
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