José de Jesús Quintiliano García Valdés
Dedicado a los fotógrafos de la
Habana
VERDADERO
DESCUBRIDOR DE LA FOTOGRAFIA
ALGUNAS DE SUS APLICACIONES POCO CONOCIDAS
GRABADO
SOLAR
PANICONOGRAFÍA
Hace más de
mil quinientos años de los hechos que vamos a referir. Cantaba a entonces a
Eneas un gran poeta que tenía tan poco
del genius irritabile con que Horacio
sin ser naturalista supo caracterizar tan bien aquella variedad del género homo, que muchos lucían con sus versos y
antes de enojarse recibía en ello singular complacencia. Con todo, una ocasión
hubo en que no pudo soportar el plagio osado de un vate mediano que se apropió
un dístico que él había compuesto en honor de César Augusto y colocado a modo
de cartel en las puertas del palacio imperial. Molesto por las honores y
alabanzas que había alcanzado el plagiario, se vengó de esta manera. Colocó en
la misma puerta de Augusto cuatro veces este pentámetro.
Sic vos
non bovis… (1)
dejando el
sentido así suspenso. El Emperador Pontífice quiso que se concluyesen esos
versos, pero ningún poeta acertó. Entonces Virgilio, pues ya se habrá conocido
que este es el gran poeta de que tratamos, compuso con aquellos pentámetros
imperfectos los siguientes hexámetros en que completó el sentido, colocándolos
al pie del dístico de que atrás hablamos:
Hos ego versiculos fecit: tulit alter
honores.
Sic vos non vobis nidificates aves.
Sic vos non vobis vellera fertis ores.
Sic vos non vobis melliftcates apes.
Sic vos non vobis fert is aratra boves. (2)
Y tú
tambien, Niceforo Niepce, tú
tambien podrías colocar al pie de esta palabra daguerreotipo el Sic vos non vobis
de Virgilio y agregar como él: Hos ego versículos feci: tulit alter honores!
Hagamos
esta historia para muchos nueva, cuando no extraña y poco creíble.
Existía el año de 1814 en un modesto retiro a
orillas del Saona (principal afluente del Ródano, Francia) un hombre que sus
amigos creían algo loco y que el mundo desconocía completamente. Procuraba este
hombre hallar la resolución de un problema que realmente parecía imposible:
quería descubrir el modo de grabar en metal por medio de la luz solar. Al cabo
de algunos años de trabajo sin descanso llegó a obtener planchas, imperfectas
es verdad, pero que bastaban para probar lo realizable de su ensueño de toda la
vida. Por lo demás, en sus ensayos había descubierto la fotografía, que
ciertamente bastaba para ilustrar su nombre y para dar una gloria más a su país
y a su siglo. Este hombre, aun hoy apenas conocido, era Nicéforo Nièpce, que
sin embargo murió pobre e ignorado el año de 1833, después de vender por
contrato a un pintor, con quien se había asociado, los secretos de su invención.
Este pintor que era bastante hábil, y conocido por sus trabajos en el teatro
del Diorama, de París, fue Daguerre, que con solo perfeccionar el
invento de otro, ha alcanzado todos los honores de él, habiendo ganado tantos
dineros como fama y tanta fama como dineros, según la feliz expresión de
nuestro Cervantes.
En un principio no se consideró a la fotografía
sino como una curiosidad científica; después ha ido progresando diariamente,
por decirlo así, hasta convertirse en un instrumento que en manos de todos
presta su auxilio a las artes y a la civilización. Pero si la fotografía adelanta,
estudia y crece cada día, también de día en día se extiende la esfera de su
acción, y las ciencias, las artes, todos los ramos del saber humano, se valen
de ella casi de un modo indispensable, siendo una verdadera dicha para el que
está llamado a admirar sus progresos el señalar sus aplicaciones de toda
suerte.
Inútil sería que nos ocupásemos aquí de la
aplicación tan común a la representación de imágenes. Haremos sí mención de
otras poco conocidas y con eso no menos útiles. Ya en 1845 M. de Malacarne, de
Venecia, escribió una memoria acerca de la manera en que se podrían aplicar los
instrumentos fotográficos a la representación de las fases de la Luna, y cuando
el eclipse solar de 28 de Julio de 1851 el hábil fotógrafo sacó en efecto
catorce faces tomadas durante el fenómeno, obteniendo algunas pruebas muy
buenas, a pesar de que todavía no se usaba el colodión en que la impresión es
instantánea. Con todo recientemente el lord Kosse, tan hábil mecánico como eminente
astrónomo, dando cuenta a la Sociedad Real de Londres de las tentativas que
había hecho para obtener imágenes fotográficas de la Luna, disponiendo
convenientemente el colosal telescopio de su construcción, manifestó que a pesar
de haber obtenido pruebas muy claras, no le satisfacían por no conocerse ningún
procedimiento fotográfico suficientemente sensible para reproducir un dibujo
cuyos detalles puedan compararse ni con mucho a los que percibe la vista armada
de poderosos instrumentos.
Pero aun así, es tan útil auxiliar de la
astronomía el arte de Nièpce que la citada corporación señaló £ 100
de sus fondos y £ 50 que para este destino donó Mr.
Oliveira, uno de los más notables miembros de la Cámara de los Comunes, para la
instalación en el observatorio de Kew de un aparato fotográfico
convenientemente dispuesto para reproducir las manchas del disco solar.
En este mismo año, entre otras aplicaciones se
acaba de convertir la fotografía en un poderoso medio de investigación para los
historiadores de la formación del Globo. El Dr. Unger, ya conocido en las
ciencias naturales por algunos descubrimientos, ha emprendido la publicación de
una obra en que reunirá las imágenes de las principales revoluciones físicas
del Globo y de los animales que vivieron en las diferentes épocas de su
formación.
Para el naturalista que a veces a grandes
distancias tenga que comparar el terreno que estudia con otro detalladamente
descrito, tendrán esas imágenes un valor inapreciable. ¡Cuántas penas y fatigas
no ahorrarán al geólogo! Así es que en Inglaterra y Alemania el trabajo del Dr.
Unger ha alcanzado un verdadero triunfo, tanto más justo cuanto que dando todos
los detalles con matemática exactitud la imagen fotográfica, con solo tener a
la vista una prueba será fácil precisar casi la naturaleza de un terreno que se
esté reconociendo: podrán medirse con todo el cuidado deseable las
inclinaciones de las capas estratificadas, dar la medida de su tamaño y con
exactitud sus diferentes relaciones: en una palabra, con una prueba podrá hacer
uno tan solo en algunos minutos lo que con frecuencia exige semanas enteras en
el terreno mismo.
Algunas publicaciones que han visto la luz en
Francia y otros países extranjeros han venido a comprobar la importancia del
trabajo del Dr. Unger. Entre otras citaremos los preciosos estudios geológicos
que hicieron en los Alpes los hermanos Schlagintweit, en que la fotografía ha
desempeñado un importante papel: ambos geólogos han partido para la India para
continuar allí las investigaciones tan bien comenzadas en Europa. En el curso
del año próximo pasado M. Marten publicó un panorama del Monte Blanco y sus
alrededores que será para los geólogos una guía excelente en el estudio de la
marcha y movimiento de los ventisqueros. Y mucho más recientemente, M. Baldus
publicó una serie de vistas de Auvernia que incontestablemente ilustrarán la
historia geológica de ese país tan atormentado por las revoluciones volcánicas.
M. Tiffereau
posee algunas pruebas que hace largo tiempo sacó en Méjico y que representan
las explotaciones de mineral de plata de la Luz, San Miguel y la Ascensión. Demás
de dar detalles prácticos de extracción, puédense apreciar perfectamente los de
las capas metalíferas; y es obvio sacar de semejantes pruebas gran partido para
la descripción precisa de esa industria mineral.
Pero si las ciencias y las artes pueden
aprovechar de tan varios modos un arte tan útil y acerca del cual se está muy
lejos de haber dicho la última palabra, la sociedad en su economía puede también
sacar diferentes partidos del invento de Nièpce. Ya se sabe que los gobiernos
aliados que meses ha combaten al pie de Sebastopol, aumentaron sus medios
ofensivos con el eficaz auxilio de la fotografía. Un despacho
acompañado de vistas topográficas, dará más noticias y datos más preciosos que
el parte más largo y detallado. El estado mayor no tendrá ya que desear
poseyendo representaciones que casi instantáneamente puede conseguir de las
costas, fuertes, flotas, ejércitos y posiciones militares del enemigo y de sus
tropas.
Pero veamos de dar de mano una utilización
mortífera de la fotografía, para ocuparnos de otra de mayor provecho para la
sociedad. Un antiguo inspector general de las cárceles de Francia, M. Moreau Cristophe
escribió el año pasado una memoria muy curiosa acerca de la aplicación de la fotografía a
la filiación de los licenciados de presidio. "A fin de que sea más
realizable mi proyecto, dice el autor, propongo que no se ponga en planta sino
con respecto a los más peligrosos de los licenciados de las cárceles centrales,
en los cuales puede ensayarse para experimentar el medio, pudiendo después
hacerse extensivo a otras clases menos peligrosas y aun a los arrestados y
detenidos."
También se ha utilizado en Francia la
fotografía para facilitar la venta de fincas dando ideado ellas,
representaciones de sus fábricas, campos, arbolados y vistas, y colocando estas
pruebas en lugares concurridos.
Comenzamos
este artículo dando cuenta de cómo procurando aprovechar la luz solar para el
grabado en metal se había descubierto la fotografía. Esa primera idea estuvo
muy lejos de abandonarse, y el Dr. Donué logró en efecto convertir las pruebas
fotográficas en planchas grabadas; pero como estas pruebas se obtienen en plaqué
de plata, metal muy blando, no podían servir más que para algunos tiros, y en
esos la ejecución no podía pasar de mediana.
M. Fizeau se
propuso resolver de otra manera el problema; logrólo, pero su procedimiento
sobre costosísimo era harto difícil de poner en práctica, necesitando además
sus planchas numerosos y hábiles retoques.
En
Inglaterra se ocupaban algunos de investigaciones análogas, y Mr. Crove, por
medio de la pila eléctrica, logró trasformar la imagen fotográfica en una
plancha grabada en hueco o en cóncavo. Simple el procedimiento no se obtenían
con todo sino pruebas semejantes a las del Dr. Donné.
Parecía ya haberse renunciado al grabado heliográfico cuando
en Mayo de 53 un hombre a quien la fotografía debe sus más preciosos
mejoramientos, el comandante de caballería M. Nièpce de Saint-Víctor presentó a
la Academia de Ciencias unas planchas grabadas en acero por la fotografía. Esta
comunicación importante de suyo, reveló un hecho bien interesante; que Nicéforo
Nièpce no había distado mucho de la realización de su ensueño, porque con
arreglo a sus datos y empleando algunas de las sustancias que había indicado
era como su sobrino había hecho tan admirable descubrimiento. No parece sino
que estaba reservado a su familia de Niépce el honor de inventar la fotografía y
de realizar una de sus aplicaciones más maravillosas.
Al mismo tiempo que M. Niépce de St.-Victor daba a luz
su procedimiento para el grabado heliográfico, Mr. Fox Talbot, hábil fotógrafo
inglés, obtenía en Londres y en París una patente o privilegio para otro
procedimiento diferente por medio del cual también había logrado que se
grabasen en acero las imágenes fotográficas. Pero el método de F. Talbot,
presenta grandes dificultades en la práctica y no da sino lo que puede llamarse
la silueta de los objetos representados. Sin esto, el privilegio obtenido ha
impedido estudiar su procedimiento, que ha seguido en manos del inventor en el
mismo estado que cuando lo anunció.
No ha sido lo mismo del descubrimiento del Sr.
Nièpce de Saint-Víctor, que ha avanzado rápidamente en la vía de los progresos
y de las aplicaciones; y la causa ha sido que su sabio inventor publicando su
secreto ha llamado la atención de los que se apasionan por las grandes
conquistas de la humanidad, continuando las investigaciones con las fuerzas
respectivas de sus talentos, de su experiencia y de su entusiasmo. Así es como
gran número de artistas respondieron al noble llamamiento del inventor que sabían
que les había de dar sus consejos y prestar su auxilio.
Los Sres.
Rousseau y Deveria, aplicando la fotografía a la reproducción de las
columnas del Museo de Historia Natural, tan preciosas para los estudios
científicos, habían ya publicado la primera entrega de su Fotografía zoológica,
cuando el Sr. Niépce de St.-Víctor anunció a la Academia su descubrimiento, y
conociendo toda la importancia de este nuevo medio, quisieron ser los primeros
en aplicarlo. En Setiembre de 1853 pudieron presentar a la Academia cuatro
planchas que excitaron la mayor admiración, y desde entonces las
entregas de su obra se deben al procedimiento heliográfico en que cada día se
alcanza una nueva mejora.
¿Necesitamos insistir en las ventajas que
ofrece para la Historia Natural el grabado heliográfico? Hasta hoy los dibujos
que figuraban en álbumes, obras y colecciones destinadas a esa bella ciencia,
se debían al creyón de artistas más o menos hábiles, que no era raro que satisfactoriamente,
bajo el punto de vista artístico representasen los animales, plantas y minerales;
pero el naturalista todavía podía percibir graves imperfecciones; que por
exacto que sea un artista no puede reproducir ciertos detalles muchas veces
microscópicos de los objetos que le sirven de modelo, descuidando acaso los más
esenciales para la ciencia. Hoy la luz es la que hace la copia y la naturaleza
misma la que la dibuja en la plancha de acero. Es esta una de las aplicaciones
del grabado heliográfico más fecundas para la ciencia; gracias a ella, el
más humilde estudiante podrá reunir en su bohardilla cuanto le hacía ir a los
museos o comprar costosas publicaciones. Y a las artes ¿cuántos servicios no
prestará?
Un hábil fotógrafo parisiense que
ya hemos citado, M. Baldus, ha alcanzado un éxito feliz en otras aplicaciones
del grabado heliográfico reproduciendo en planchas de cobre grabados tomados de
la rica y bella colección de adornos de Le Pautre que se halla en el Louvre.
Por su parte, un aficionado que ha hecho un gran servicio a los artistas,
reproduciendo por medio de la fotografía y publicando a un precio muy accesible
las raras y admirables planchas de Marco Antonio Raimondi, el Sr. Benjamin
Delessert, ha visto en el grabado heliográfico un medio de reproducir con igual
exactitud y a precio todavía más bajo las obras de los grandes maestros. Ya ha
reproducido así algunos grabados en cobre de Alberto Durer.
Otro artista de gran mérito como pintor y como fotógrafo, el Sr. Carlos
Négre ha reproducido en acero los monumentos, paisajes grupos y figuras que
antes habían obtenido con tanto éxito con el solo auxilio de la fotografía. Ya
se deja ver cuánto interés tendrán para el arqueólogo, el artista y el viajero
estas planchas admirablemente ejecutadas. Los unos hallarán en ellas asuntos de
estudios que solo la naturaleza podía suministrar hasta aquí, y el arqueólogo
recuerdos que tomarán todas las formas de la realidad.
Cuanto puede la fotografía, tanto logra el
grabado heliográfico; aquella es la verdad de la reproducción, esta la verdad y
al mismo tiempo la baratez, circunstancia tan importante que habría bastado
para hacer de tan precioso descubrimiento el gran medio de vulgarización para
las ciencias y las artes, como la imprenta lo ha sido para el pensamiento. Pero
acaba de asociarse al grabado heliográfico una nueva invención que va a servir
para nuevas aplicaciones.
El procedimiento del Sr. Niépce
do St.-Víctor da planchas grabadas en cóncavo que no se pueden tirar sino
aparte, en talla dulce, ahora ya pueden intercalarse en el testo y tirarse
tipográficamente como los grabados en madera. He aquí como obtiene este
resultado el Sr. Guillot, de Paris, por lo que se llama paniconografia.
El inventor toma una prueba
fresca, litográfica, autográfica o tipográfica, un dibujo de creyón o de pluma,
un grabado en madera, cobre, estaño, acero, piedra, o al agua fuerte; de buril
o fotográfico y los trasporta sobre cualquier metal y en relieve, de modo que
puedan servir estos trasportes para imprimir en su prensa tipográfica. La
trasformación en relieve de cada prueba trasportada es inmediata y sin
alteración.
El que firma este artículo ha
podido juzgar de la finura de las láminas panicográficas en un retrato de
Guttemberg, reproducido de un dibujo de pluma hecho sobre una piedra
litográfica. Así mismo hemos podido ver reproducido por el grabado heliográfico
un medallón que representa a Clemente Marot y que se tomó para grabarlo
heliográficamente en cobre de una obra que impresa en 1585 está ya amarilla y
carcomida, faltando al dibujo original el relieve y precisión en las sombras.
Pero como el medallón tenía que intercalarse en el testo de la publicación en
que se dan estos detalles, había que trasformar en un cliché de relieve la
lámina grabada en hueco o cóncavo, se hizo la operación felizmente en 24 horas,
reproduciendo el medallón algunos periódicos franceses de que hemos tomado
apuntes para formar este articulo.
Ilustrar un periódico con grabados
fotográficos, publicar viñetas dibujadas y grabadas por el Sol. ...! hace
sesenta años que era esto una locura ridícula; diez años atrás un sueño; ayer
una esperanza; hoy una realidad!
Notas
(1)Por causas que no
acertamos a explicar corre vulgarizado aun entre los más estudiosos un error de
nomenclatura lamentable. Créese generalmente que son dos cosas diferentes el
daguerreotipo [así dicen] y la fotografía. Nosotros no trataremos de explicar
qué es lo que respectivamente se llama con esas diferentes palabras, y nos
contentamos con hacer presente que el aparato, bien injustamente a fe, es el
quo se nombra daguerreotipo, y el arte se llama fotografía, obténganse las
imágenes en plancha metálica, en vidrios, etc.
(2) He aquí el sentido
de estos versos: "Hice yo los anteriores versos, y otro ganó la honra: así
vosotras, o sencillas aves, anidáis para otros; así vosotras, mansas ovejas,
cargáis para otros vuestros vellones; así vosotras, industriosas abejas,
trabajáis la miel para otros; así también, laboriosos bueyes, arrastráis el
arado para otros."
Revista de La Habana, 1855, pp.
249-52. [Considerado el primer artículo (o estudio) publicado en Cuba sobre la
fotografía].
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