María Villar Buceta
¡En casa todos vamos a morir de silencio!
—Yo señalo el fenómeno, pero me diferencio
apenas del conjunto… ¡Tengo que ser lo mismo!
Dijérase que estamos enfermos de idiotismo
o que constituimos una familia muda:
de tal suerte en sí propio cada uno se escuda…
Como los nuestros otros nos sentimos avaros,
de nosotros las gentes piensan: —Son entes raros
o egoístas, o sabe Dios qué… Tal vez dirán
que sólo nos preocupa la conquista del pan…
¡Y yo en medio de todos. Señor, con mi lirismo!
¡Cuán se agobia mi espíritu de vivir en sí mismo
y ver siempre estos rostros pensativos y huraños!
¡Y así pasan los días, los meses y los años!
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