UN SUGETO
MUY BIEN ACREDITADO EN LA POESIA (D. M. Z.) HABIENDO
OIDO LEER LA NECROLOGIA DE DOÑA TERESA HERRERA DE LA BARRERA, QUE FALLECIÓ EL 2
DE MAYO DE 1832, DICTÓ LAS SIGUIENTES OCTAVA Y DÉCIMAS, PUBLICADAS EL DIA 20
DEL MISMO MES Y AÑO, CUYO GRAN MÉRITO NOS HACE CADA DIA MAS SENSIBLE LA
DESGRACIA DE SU AUTOR.
OCTAVA
Dime, parca cruel, cuando
clavaste
La torva vista en la región
Habana,
Y sedienta de sangre
preparaste
Con seca mano tu fatal
guadaña.
Di, tirana, ¿siquiera no
encontraste
Un vil adulador u otra
alimaña
En que hubieras saciado tu
fiereza?
¿Por qué, di, no dejaste a
Teresa?
DÉCIMAS
¡Oh que voz tan lastimera
Es la que estoy escuchando,
Y repite lamentando
Que murió Teresa Herrera!
De luto vistió la esfera;
Hasta los bronces temblaron;
Los amigos la lloraron,
Y con angustias insanas
Hasta las mismas campanas
¡Qué tristemente doblaron!
El fulgor del claro día
Que al mundo ilumina tanto,
No nos causa tanto encanto
Como esa necrología:
Contenta la musa mía
A Luz dedico oblaciones
Por las grandes expresiones
Que esa su prosa ha dictado:
Merece ser alabado
En las remotas naciones.
Si estuviera para el caso
Esta torpe musa mía,
Al Parnaso subiría,
Y montara en el Pegaso:
Allí agitándole el paso
Muy contenta seguiría:
Yo la luz la buscaría,
Y si ésta no la encontrara,
En Luz sin duda la hallara
Porque es Luz cual luz del
día.
Colección de poesías
arregladas por un aficionado a las musas, tomo II, Habana, 1833. Oficina de
José Boloña.
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