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miércoles, 1 de marzo de 2017

Un sujeto





UN SUGETO
MUY BIEN ACREDITADO EN LA POESIA (D. M. Z.) HABIENDO OIDO LEER LA NECROLOGIA DE DOÑA TERESA HERRERA DE LA BARRERA, QUE FALLECIÓ EL 2 DE MAYO DE 1832, DICTÓ LAS SIGUIENTES OCTAVA Y DÉCIMAS, PUBLICADAS EL DIA 20 DEL MISMO MES Y AÑO, CUYO GRAN MÉRITO NOS HACE CADA DIA MAS SENSIBLE LA DESGRACIA DE SU AUTOR.

OCTAVA 

Dime, parca cruel, cuando clavaste
La torva vista en la región Habana,
Y sedienta de sangre preparaste
Con seca mano tu fatal guadaña.
Di, tirana, ¿siquiera no encontraste
Un vil adulador u otra alimaña
En que hubieras saciado tu fiereza?
¿Por qué, di, no dejaste a Teresa?
  
DÉCIMAS

¡Oh que voz tan lastimera
Es la que estoy escuchando,
Y repite lamentando
Que murió Teresa Herrera!
De luto vistió la esfera;
Hasta los bronces temblaron;
Los amigos la lloraron,
Y con angustias insanas
Hasta las mismas campanas
¡Qué tristemente doblaron!


El fulgor del claro día
Que al mundo ilumina tanto,
No nos causa tanto encanto
Como esa necrología:
Contenta la musa mía
A Luz dedico oblaciones
Por las grandes expresiones
Que esa su prosa ha dictado:
Merece ser alabado
En las remotas naciones.


Si estuviera para el caso
Esta torpe musa mía,
Al Parnaso subiría,
Y montara en el Pegaso:
Allí agitándole el paso
Muy contenta seguiría:
Yo la luz la buscaría,
Y si ésta no la encontrara,
En Luz sin duda la hallara
Porque es Luz cual luz del día.


 Colección de poesías arregladas por un aficionado a las musas, tomo II, Habana, 1833. Oficina de José Boloña.

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