La
Habana, 5 de febrero
Unos
desconocidos lanzaron varias ráfagas de ametralladora desde un automóvil en el
Prado, al mismo tiempo que, una manzana más allá, el vice-primer ministro
soviético, Mikoyan, inauguraba la exposición soviética.
Inmediatamente,
la Policía acordonó la zona. El atentado parece que tenía por objeto
interrumpir la inauguración oficial de la exposición, a cuyo acto también
asistía Castro.
La multitud que se encontraba ante el Palacio de Bellas Artes salió huyendo al sonar los primeros disparos a las 12:02 (hora local). Tres minutos después se escucharon numerosos tiros y dos minutos más tarde otros cuantos, pero en menor número.
Pasados
los primeros momentos de pánico, la muchedumbre se reorganizó y se dirigió en
masa hacia el lugar donde habían cometido el atentado.
Una
banda militar ayudó a restablecer la tranquilidad tocando inmediatamente de
oírse los primeros tiros el himno revolucionario del 26 de julio.
La Policía detuvo la marcha de los manifestantes, pidiéndoles calma. Y disparó al aire para dispersar a los manifestantes anticomunistas, poco después que Mikoyan depositara una corona ante el monumento a José Martí.
Los agentes han detenido a 20 manifestantes que intentaron retirar la bandera soviética colocada junto al monumento y sustituirla por una bandera cubana.
La
Policía informa que no ha habido heridos.
Fidel Castro se trasladó inmediatamente a la plaza, con objeto de calmar a los manifestantes.
Mikoyan
permaneció en el Palacio de Bellas Artes.
ABC, 6 de febrero de 1960
Fuerte tiroteo
En
la mañana de ayer, poco después de las once, Mikoyan depositó una ofrenda
floral ante la estatua de Martí en el paseo de Martí en el Parque Central,
trasladándose acto seguido al Palacio de Bellas Artes para inaugurar oficialmente
la Exposición Soviética instalada en Cuba por invitación del Gobierno
Revolucionario.
Poco
antes de las doce del día cerca de un centenar de estudiantes universitarios
católicos se concentraron en el Parque Central portando cartelones
anticomunistas y a favor de la Revolución, así como una ofrenda floral que
representaba la bandera cubana para depositarla pacíficamente ante la estatua
del apóstol de nuestras libertades "como desagravio de la visita del
asesino Mikoyan", lo no pudieron realizar al ser agredidos por numerosos
comunistas que, al mismo tiempo que atacaban a los jóvenes católicos incitaban
al público y lanzaban gritos contra los estudiantes, calificándolos de
batistianos, trujillistas, "rosablanqueros" y profiriéndoles otras diatribas
e insultos, con el fin de presentarlos ante la opinión pública como unos
vulgares contrarrevolucionarios.
El
objetivo fue logrado y la turba no sólo agredió a los estudiantes, sino que
arremetió contra los periodistas extranjeros y cubanos inclusive, destrozándoles
las cámaras fotográficas y agrediéndolos. En este momento la fuerza pública
disparaba al aire al objeto de restablecer el orden.
Fotógrafos
de periódicos sin excluir a los de órganos revolucionarios, tuvieron
dificultades ante el frenético revolucionarismo de los comunistas del patio...
Diario
de la Marina, 6 de febrero de 1960
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