Virgilio Piñera
En las antologías
del cuento cubano no suele incluirse a Martínez Villena. Siempre se habla de él
como poeta -lo cual está bien- pero nunca como cuentista -lo cual está mal. Por
supuesto, no cultivó el género de modo sistemático ni escribió cuentos
suficientes con que integrar un tomo. A pesar de ello dejó un cuento –“En
automóvil”- que es una pequeña obra maestra. El relato en cuestión tiene ese “de
todo” con que significamos las exigencias y excelencias propias del narrador de
gran talento. Con una economía de medios nada frecuente en los cuentistas de su
generación, con un estilo directo y un control absoluto de sus medios de
expresión logra esa tensión que hace que el lector, deslumbrado y conmovido,
pase página tras página.
“En automóvil” se emparenta con grandes
narraciones como “El super macho” (Jarry), “El Heresiarca y Cía” (Apollinaire),
con algunos cuentos de Alphonse Allais, Xavier Forneret y Villers de
L’Isle-Adam y, por qué no, con ciertas narraciones de Poe. Sería una reparación
debida a Martínez Villena que en las próximas antologías del cuento cubano se
incluyera “En automóvil”. Además de un acto de justicia, sería también una
ganancia neta.
1961
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