Pedro Marqués de Armas
El cura futbolista de Masats, sí vuela.
No como el soldado de Deineka
que parece atrapado; él sí para el balón
pese al lastre: la sotana de una España
todavía negra. Nunca voló tan ágil
un portero, ni echó fuera balón
mano tan erizada.
En Deineka, es la promesa del Komsomol;
aquí la historia sobre otra nieve;
y hasta hay un cierto desparpajo
en ese párroco, en pompa
de desarrollo: su sombra casi agorera;
mientras el otro es todo meta,
plan incumplido. Y sin embargo,
nunca peligró tanto un vuelo. Es ahora
que va entrando el balón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario