También Cristóbal [Christopher]
Morley es un valor que hay que conocer en la nueva literatura —por nueva, entendemos
más acá de Hawthorne, de Emerson, de Bret Harte— norteamericana. Morley es una
especie de Chesterton epicúreo y sin dogmas. Es, como el inglés, gordo y escéptico;
fino y ágil por dentro. Fuma del rubio de Virginia en pipa; va a Francia todos
los veranos, y es un mandarín jovial e irónico, elegante y pulido, sobre las
rudas letras del Norte.
DE UN POETA QUE
MURIÓ JOVEN
Fue maestro de los poemas parados
en seco,
De los breves poemas en que las
palabras son pocas,
Pero el sentido continúa en los
corazones.
Su vida, también, fue así.
TEDIO A LA HORA
DEL TE
La cortesía tiene sus desventajas.
¿Se acuerda usted del viejo
problema
De los Siete Corteses Mandarines?
Siete Mandarines Ceremoniosos
se reunieron para tomar el té
en una fascinante pagoda.
Surgió la cuestión de procedencia.
Ninguno de estos gentiles a la
antigua
deseaba ocupar los más honorables
asientos.
El celador de la casa de té,
—un tipo pequeño y calculista—
sugirió a estos simples de chapa añeja
que tomaran el té juntos
diariamente
hasta que todos se hubieran sentado
en todos los órdenes posibles.
Los cándidos Mandarines
encantados de tan social solución
de su honorable dificultad
aprobaron con gran contento.
Aprendieron demasiado tarde
que se habían condenado
tediosamente
a reunirse todos los días
por cerca de catorce años.
ST0P-SH0RT
Pero cómo los bárbaros
norteamericanos
Descuidarán su deber filial
Que tienen que fijar, por aleluya.
Un día para honrar a sus Madres.
UN MOTE
Excelente persona ese otro amigo
mío
Que, necesitando un mote para su
reloj de sol.
Inscribió en él
No me interesa la
oscuridad.
EL POTE
Cuando teníamos un cocinero chino
Solía preparar magníficas raciones
de arroz
Con una picante salsa pardoscura,
Una salsa hecha de habas.
Un día, cuando se había marchado,
Encontré, arrojada en el desecho
(Donde encuentro tantas maravillas)
Aquel potecito obeso de arcilla.
De bruno barniz, cuello corto, pico
mocho,
En que la salsa de haba había
venido de China.
¡Bendito pote salsero! ¡Qué
apropiado
Para colocar dos narcisos,
O una gavilla de limpia-pipas!
¡Registrad siempre el latón, of
filósofos!
Que el desecho de otras gentes
Es a menudo vuestro tesoro.
MEDITACIÓN DE UN
BALNEARIO
Mis amigos norteamericanos
Me dicen cómo aman los baños de
mar.
Y sin embargo, cuantas veces salen
del deporte
Se anegan en una ducha de agua
dulce
Lavándose esa costrilla de sal
Que fue la virtud de la inmersión.
Así, oh filósofos, vuestros
jocundos estudiantes
Se zambullen en vuestro acerbo
piélago,
Pero antes de volver a su vida
diaria
Cuidan siempre de quitarse toda
traza
De vuestro hedor salado de océano.
(Versión
castellana de j. m.)
Revista de Avance, 30 de agosto de 1927.
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