Pedro Marqués de Armas
No sabemos si Humberto Rivas recibió de Vicente Huidobro alguno de los estudios sobre arte africano que le pidiera desde La Habana. Tampoco, si el ultraísta español escribió alguna línea sobre la cultura afrocubana. A juzgar por la urgencia del reclamo y el tiempo que permaneció en la isla se entiende que, como cualquier artista foráneo, frecuentara ese entorno movido por el deseo de consumir un producto tan “auténtico” a sus ojos como “autorizado” desde París.
Sea como sea, Huidobro no tenía que ir lejos
para confirmar sus tesis, ni su artículo “El arte negro” -que escribe el año
del viaje de Rivas e incluye en 1926 en su cuaderno de prosas Vientos contrarios- tendría
que ver con lo anterior. Aclarando ciertas declaraciones suyas, establecía en
aquel texto que “los negros no imitan directamente la naturaleza” y que, al
haber en sus obras menos transposición que en las del arte europeo, eran “menos
esclavos del objeto que los artistas blancos”.
Pues bien, el mismo mes en que apareció Vientos contrarios en Santiago de Chile -para
ser exacto, trece días antes según el pie de imprenta-, Huidobro haría una
inesperada escala en La Habana. Todo indica que las circunstancias le obligan a
tomar el primer barco, y que no hace sino la ruta que se le presentó: la del
vapor Orita de la Compañía del Sur, que transitaba entre Valparaíso y La
Rochele, con escalas en el puerto habanero y en Santander.
Su salida de Chile la había precipitado su
romance con una menor de edad: la quinceañera Ximena Amunátegui que, para más
escándalo, era cuñada de su hermano e hija de una alta figura de la sociedad. Si su entrada en la vida política le complica la
existencia, la publicación del poema “Pasión y muerte”, con referencias a esa
relación amorosa, lo obliga a hacer las maletas. Es amenazado de muerte por los Amunátegui y ni su propia familia lo perdona.
Huidobro permaneció en La Habana del 17 al 18
de agosto de 1926. Tiempo suficiente para caminar la urbe y responder a una
entrevista del Diario de la Marina que confirma que se le esperaba y no era en modo alguno un desconocido. Breve, casi furtiva estancia, si no fuera por ese
diálogo con preguntas y respuestas que parecen lanzadas al aire, como si
hubiera tenido lugar en la estera de desembarque, sombrero y bastón en mano y esa
prisa en la mirada de que hablaría Luis Alberto Sánchez en un temprano
ensayo.
A
diferencia de tantas otras entrevistas en las que se enzarza contra sus detractores,
o bien se arroga la exclusiva del creacionismo, en esta se muestra mesurado,
casi informativo, sin que puede sustraerse a lo que sería hábito en sus
intervenciones públicas: explicar su teoría poética. Antes de los grandes
ataques emprendidos por Guillermo de Torre, que lo acusa de plagiar a Julio
Herrera y Reissig -lo que acrecienta su orgullo y virulencia-, Huidobro aceptaba
compartir la génesis del creacionismo, sin costarle reconocer sus vínculos con
el cubismo, ni sus deudas con los simbolistas. De igual modo, en esta ocasión no
rechaza una experiencia en común con los poetas de la revista Nord-Sud:
Pierre Reverdy, Tristan Tzara y Max Jacob, ni insinúa prioridades; al menos, no
aflora su recelo hacia el primero: “el pobre renacuajo”.
Apunta ahora a Nueva York y Hollywood, donde
trama establecerse a fin de concretar antiguos y acuciantes proyectos, una vez
resuelva ciertos asuntos pendientes en París. Este Huidobro en fuga, cuya prisa
no aminora mientras se lamenta por lo corto de su estadía, refiere aun así llevarse
“una espléndida impresión de la ciudad”, prometiendo regresar a su vuelta del viejo
continente “cuando se dirija a los Estados Unidos”.
Se trata, en fin, de una de sus primeras
entrevistas, género que cultivó con particular esmero y que perfeccionaría al punto
que resulta inseparable de su creación. Cada entrevista a Huidobro fue
oportunidad para desplegar su poética y ocasión para atraer la atención con sus
provocaciones y boutades.
Este poeta que escribe con la
misma nitidez en francés que en español, es, por decirlo así, el progenitor del
“creacionismo”. ¿Y qué es el creacionismo? El joven intelectual chileno nos lo
define de esta manera:
-Que el poema todo sea creado por
el poeta; es decir, que el poeta se separa de la realidad existente de por ella
misma, para crear una nueva realidad inexistente antes de su poema, y que es en
buenas cuentas lo que se llama poesía. En la estética moderna mientras el
materialismo vaya invadiendo la vida, más la poesía se irá materializando.
-¿Usted fue de los iniciadores en
ese movimiento que se ha dado por llamar moderno o ultramoderno?
-Sí- responde el autor o creador
del “creacionismo”. En el movimiento creacionista estuvieron casi todos los
poetas que colaboraron en nuestra revista Nord-Sud.
Huidobro ha escrito varios libros,
en francés y español. Su libro “Manifiestos” está en francés y en él se dan los
principios del creacionismo y se hace la crítica de las otras escuelas
modernas.
-¿Y nos puede decir algo más de su
orientación?
-Para mí la poesía toma ahora su
verdadero rumbo con la separación de la verdad del Arte y la verdad de la Vida
que hasta hoy siempre habían estado confundidas. Nosotros huimos del tono
descripcionista y anecdótico.
-¿Qué revistas son en Europa las
del movimiento moderno?
-En París “L’sprit Nouveau”,
“Comerce”, “Le Surrealisme”, y con un poco de ese espíritu “Le Vie de Lettres”.
En cuanto a América y a España no existen revisas verdaderamente modernas. En
Alemania “Der Sturm”, y también existen algunas muy interesantes en Rusia,
Austria y Polonia.
Como sabemos que Huidobro es amigo
del gran Picasso, le preguntamos si es cierto su apostasía del creador cubista.
-Creo que Picasso es un hombre
genial –nos dice Huidobro-, y el pintor más grande del siglo. En cuanto a su
apostasía pienso que es un espíritu humorista que goza burlándose de las
multitudes aborregadas. El cubismo no ha muerto, y aunque Picasso quisiera
matarlo, no lo conseguiría; ello equivaldría a quererse suicidar disparándose
un tiro en un espejo.
-¿Y usted va ahora a París?
Sí. Estaré algún tiempo en París y luego irá
por unos meses a Nueva York y Hollywood. El mundo del cine me interesa
sobremanera.
-¿En su país existe alguna inquietud por las
nuevas tendencias que usted preconiza?
Sí. En Chile nos secundan los jóvenes de las
revistas "Panorama" y "Nuevos rumbos", que están inspirados en las
tendencias altamente modernas.
Después nos habla del proyecto que tiene de
sacar a la luz en París una revista moderna franco-española para Francia,
América y España, que recoja todas las actividades de la vida actual…
Huidobro nos dice que los poetas que se afanan por el avance y la renovación de ideas no temen a los comentarios ni a la incomprensión de la mayoría. Dice que siempre existirá una “élite” que sabrá ponerse del lado de los que aportan nuevas modalidades.
Con la fotografía tomada en Chile para la edición de Vientos Contrarios, y sin firma al pie, la entrevista habanera apareció en la mañana del 18 de agosto, cuando todavía no había abandonado la ciudad. El entrevistador señala a alguien enterado de sus obras y “campañas en pro de un arte nuevo”. Quizá Félix Lizaso, puesto que Fernández de Castro no se encontraba en Cuba. Quizá otro cualquiera.
Huidobro debió verse impreso
antes de volver al Orita: una mirada a toda máquina, apresada
en el papel.
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