Alberto Ruz Buenfil
Al recordar esos tiempos Juan de la Cabada nos
recuerda: "Por aquella LEAR desfilaron también Antonin Artaud, Waldo
Frank, Juan Marinello, Aníbal Ponce, Nicolás Guillén, Henri Cartier Bresson,
María Teresa León... ", y años más tarde, mi padre recordando a Artaud me
contó una noche: “Cuando Artaud llegó de Francia parecía bastante normal. Como
era muy bien parecido causó bastante furor entre algunas de nuestras compañeras
que trataron de fajárselo en más de una ocasión. Sin embargo, a él no parecían
interesarle demasiado las mujeres. Ni tampoco otras cosas. Después comencé a
pensar que era un poco raro. Vino en tres ocasiones a mi casa, para dictarme el
texto de una conferencia en francés que yo tenía que traducir para que él la leyese
en la Alianza Francesa. No cabe duda que tenía un gran genio. Un genio de tipo
maldito, del tipo verdaderamente obscuro. En ese lapso de tiempo, sin embargo,
algo le sucedió. Se cansó de México. Creo que por eso decidió partir a la
Sierra Tarahumara. Cuando partió todavía era bastante lúcido, pero
definitivamente se volvió loco mientras estuvo ahí metido, seguramente por el
peyote y por la magia mal digerida. Nunca más regresó a recoger su conferencia
ni a revisarla. Tampoco que yo sepa fue nunca publicada. La guardé en mis
archivos, y nunca más volví a tocarla. ¿Y a ti, por qué te atrae tanto
Artaud?...”.
Era el año de 1975, y después de pedírsela
varias veces, mi padre finalmente accedió a entregármela. "No sé para que
la quieres, pero tenla mejor tú. A mí nunca me servirá para nada." Tres
años más tarde, mi padre murió en Canadá y no tuvimos ya otra oportunidad de
hablar de la conferencia ni de Artaud. Hoy, en 1985, después de un fallido
intento de sacarla al aire a fines de los setenta, la conferencia y los dos
fantasmas, el de Artaud y el de mi padre, han venido a exigirme
"cuentas" con la historia. Sé que a ambos les parecerá una ironía el
encontrarse de nuevos juntos aquí en la Tierra, después de haber tenido durante
sus vidas actitudes diametralmente opuestas en lo ideológico, en lo científico,
en lo moral y sobre todo en lo existencial.
Sin embargo, más allá de sus mutuas
diferencias estoy yo. Un yo que está formado tanto de uno como del otro. Y yo
que se nutrió de sus dos vidas, y que después de sus respectivas muertes se
convirtió en este extraño crisol alquímico en el que se funden todos los
opuestos. Fusión que se hizo visión lúcida al final de un viaje de ácido en un
castillo francés, en esa Francia que vio nacer a principios del siglo tanto a
uno como al otro. Artaud y Ruz Lhuillier, dos aventureros franceses
autoexiliados y desconocidos que coincidieron por un momento en Tenochtitlán, y
que por rutas totalmente diferentes fueron embrujados por el espíritu antiguo
mexicano, tarahumara uno y maya el otro; y que conmueren juntos en un mismo
paraíso- infierno, el Xibalbá reservado para los eternos.
“La cruz de México que sale del
vacío nos muestra cómo la vida entra al espacio. Indica cómo el vacío del
espacio pudo dar una salida a la vida…” La conferencia dictada a Ruz Lhuillier
en 1936 termina en esta frase. Días después, Antonin Artaud partió a la sierra
Tarahumara: “para ser testigo de los ritos del peyote entre los
tarahumaras"; nos dice Susan Sontag en su Aproximación a Artaud;
"ya que la salvación individual requiere la toma de contacto con los
poderes malevolentes, someterse a ellos, sufrir en sus manos, para luego
triunfar sobre ellos."
Desde 1938 hasta 1946 Artaud fue
continuamente encerrado en diversos manicomios franceses, sobre todo en Rodez,
y murió en marzo de 1948 mientras trabajaba en una obra de radio: Para acabar
con el juicio de Dios.
Post-scriptum:
Terminé de editar el texto anterior hace unos
días. Antes de entregarlo para su publicación, me encontré por coincidencia con
un amigo, Claudio, con el que comenté algunos aspectos de la conferencia de
Artaud; él tomó de su biblioteca un pequeño libro; Antonin Artaud, Messages
Revolutionnaires (Colección idées / gallimard, publicado en 1979 en
Francia). En esa antología de escritos de Artaud de 1936 en México, recopilados
especialmente por Luis Cardoza y Aragón a partir de 1962, aparece la
conferencia de Artaud dictada a mi padre, traducida esta vez al francés, con
una nota aclaratoria que me parece interesante compartir. Héla aquí, traducida
directamente del texto francés al español por mí mismo:
“Texto encontrado en 1975 por Alberto Ruz Lhuillier, actualmente
director del Museo Nacional de Antropología de México, que nos fue remitido el
2 de diciembre de 1975 por Luis Cardoza y Aragón. Se espera que aparecerá
publicado en español en la próxima edición de México. La copia de la
conferencia que nos envió está titulada de la siguiente manera:
"Conferencia de Antonin Artaud en México" (1936). Dictada a Alberto
Ruz en francés y traducida por éste al castellano. Se trata de una traducción
simultánea. Alberto Ruz Lhuillier recuerda muy bien haber hecho en su domicilio
un trabajo de traducción directa de un texto que Antonin Artaud le dictó en
francés, sin dudas a partir de notas, lo cual puede explicar el hecho de que el
texto original no se haya conservado.
En cuanto a la conferencia de la que estamos tratando,
ni Alberto Ruz Lhuillier, ni tampoco Luis Cardoza y Aragón recuerdan con
exactitud lo que sucedió con ella en esos tiempos. Ni uno ni el otro se
acuerdan si fue o no leída en algún sitio, o si el texto en español fue o no
publicado por la prensa mexicana. Muchas conferencias fueron proyectadas
durante la estancia de Artaud en México, de las cuales una gran parte se
quedaron en la fase de puro proyecto. Por ejemplo, en una carta del 21 de mayo
de 1936 dirigida a Jean Paulhan, Artaud le cuenta de un conjunto de
conferencias: "Además, un grupo de Israelitas me pidió que diera una serie
de conferencias sobre las viejas culturas mágicas de México, ya que debo unir
la fuerza de estas con la fuerza de la cultura kabalística de los Judíos, misma
que los Judíos modernos ya han traicionado... ". ¿Qué sucedió con este
proyecto? ¿Formaría parte esta serie de la conferencia dictada a dictada a Ruz?
Lo ignoramos completamente. Lo que es cierto es que en dicha conferencia no se
menciona ningún aspecto que tenga nada que ver con la kábala."
Con esta nota queda establecido que en el año de 1975, mi padre debió de haber hecho dos copias y no sólo una del texto hasta entonces inédito de Antonin Artaud. Una me la entregó a mí, y la otra, para mayor seguridad se le entregó a su excompañero de la LEAR, el Maestro Luis Cardoza y Aragón. En ese año, yo hice un intento de darla a conocer aquí en México, enviándosela al director de una conocida revista literaria, pero el texto me fue devuelto sin ningún comentario unos meses más tarde. En este momento, ignoro si el Maestro Cardoza y Aragón logró publicar el texto de la conferencia en español en alguna de las antologías de Artaud, por lo que no puedo decir que se trata de un texto inédito. Pero no importa. Creo que antes que nada se trata de un texto importante, sobre todo de una actualidad visionaria, y que debe por ello difundirse por otros medios de comunicación. Se trata de un texto bastante polémico, y es comprensible que mi padre lo haya 'olvidado' por tanto tiempo en sus archivos; sobre todo recordando que en 1936 pertenecía a la LEAR. Y que los puntos de vista de Artaud le deben de haber parecido a él y a muchos de sus contemporáneos ideas profundamente Heréticas, ya que para entonces Artaud no sólo había declarado la guerra a sus propios compañeros surrealistas, sino que había declarado una guerra muy personal contra el marxismo y contra los marxistas.
En cuanto a la posibilidad o no de
que el texto tuviera algo que ver con la kábala, es cierto que en todo el texto
no se hace mención a ella ni siquiera una sola vez. Lo cual no quiere decir que
lo que no está escrito, no está tampoco dicho. La conferencia termina haciendo
mención a diferentes tipos de "Cruces" como concepciones del mundo y
enteras culturas. La Cruz Artaudiana consiste en dos brazos que son: La unidad
que es el resultado de su esfuerzo por reducir la multiplicidad de las cosas y
la Traición a la unidad que es el motor de la historia de acuerdo al mismo
Artaud. La obsesión que Artaud tuvo toda su vida por ambos conceptos reflejan
su profundo interés por encontrar un sistema de organización del Universo, y en
muchos de sus textos regresa una y otra vez a la kábala. La kábala como un
sistema lógico de integración de todo lo existente. Como una manera de llegar a
la unidad de las cosas. Proyecto que el hombre traiciona una y otra vez, de la
misma manera que el espíritu desorganizador de Artaud traicionó una y otra vez
su intento desesperado de unificación. El resultado fue su crucifixión. Artaud
cargando y después clavado a su Cruz Artaudiana buscando su salvación en la
lucha contra todos los poderes "malevolentes" de la historia. Hasta
lograr triunfar sobre ellos.
“Si
digo que la verdadera cultura no está escrita es porque tengo un sentido de la
vida que es móvil y la cultura está ligada al principio de la vida móvil.”
Ver conferencia de Artaud aquí.
Casa del Tiempo, núm. 60-68, 1986, pp. 13 y
ss.