Nellie Campobello
El modelo de mis sentimientos es
el tarahumara. Su cortesía es tanta que cuando va a la ciudad, y una señora le
regala un pantalón, da ceremoniosamente las gracias. Coloca el pantalón en su
brazo derecho, y se va lentamente. Al llegar a la sierra, cuelga el pantalón en
un mezquite, y corre hacia su choza. Vive en la miseria. Necesita dinero, mas
no pelea por él: lo mendiga con elegancia. Vive sentado, en las alturas,
esperando algo de la lejanía. Tiene la majestad humilde de la pobreza. Durante
su estancia en México, envíe a Antonin Artaud a Chihuahua, con los tarahumaras.
Artaud me dijo, a su regreso, que estos indios son de una cortesía exquisita.
En cierta ocasión, al mediodía, entró a una choza. Ninguno de sus habitantes lo
conocía. La mujer continuó sus tareas. El hombre y los niños siguieron
comiendo. La mujer sirvió un plato más. Lo colocó en la mesa. Le llevó tortillas. No le preguntaron quién era, qué deseaba.
Fragmento de la entrevista realizada por Emmanuel Carballo a Nellie Campobello para Diecinueve protagonistas de la literatura mexicana del siglo XIX, Empresas Editoriales, S. A, México, 1965, p. 381.
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