A Nuestros
Lectores
Hace algún
tiempo que se venía notando en esta capital la falta de un periódico consagrado
a defender los intereses del sport en general y muy especialmente los del juego
de Base Ball, que tantos aficionados
cuenta entre nosotros; falta que se hacía tanto más de notar cuanto que es
incuestionable que el entusiasmo por este higiénico ejercicio, lejos de
apagarse, se aviva cada vez más y adquiere un poderoso ascendiente en todas las
clases de nuestra sociedad. Baste si no a demostrarlo el hecho de que apenas se
anunció el incentivo de un “Champione Verand” aprestáronse a la lucha numerosos
Clubs, cuyos jugadores, entusiastas todos, han despertado con sus notables
jugadas tanto interés y han atraído tantos espectadores, que, más que match de aficionados, parecíamos
presentar el reñido encuentro de nuestros esforzados campeones de primera línea.
A satisfacer esa necesidad obedece la
fundación de este semanario. Bien sabemos que otros, con más títulos y talento
que nosotros, hubieran podido llenar este vacío; precisamente a suplir lo que
ellos no quieren o no pueden hacer es a lo que vamos al estadio de la prensa,
si desposados de pretensiones literarias, animados de noble propósito. Verdad
es que la idea de fundar una publicación periódica, sin título literario alguno
que ostentar, sin más fin que defender los intereses del sport en esta isla, y
ser, en una palabra, su órgano más caracterizado, es empresa ardua y encargo
superior a nuestras débiles fuerzas; halágamos, sin embargo, la lisonjera esperanza
de que nuestro modesto escenario será simpáticamente acogido por lo que, de
veras, se interesen por el desarrollo y progreso de tan beneficioso juego y muy
especialmente por los Clubs de Base Ball
que existen constituidos en esta capital, a lo que ofrecemos, desde luego,
nuestras columnas, para los escritos que deseen publicar, siempre que los
inspire un espíritu de recta justicia y obedezcan a la más estricta
imparcialidad.
Y en verdad, que un semanario dedicado a
difundir y propagar el entusiasmo por el divertido juego norteamericano, ha de
merecer bien el público. Por fortuna, nuestra juventud de hoy, iluminada por la
clara luz de la razón, abandona ya esos rincones tenebrosos donde se anida el
vicio y acude a prestar concurso a la obra de la cultura de su patria; por eso
no solo se apresta valerosa a esas contiendas de la inteligencia en que se
lucha por encontrar solución práctica a los graves problemas que hoy agitan la
opinión, si que también acude allí donde puede desarrollar sus fuerzas materiales,
porque sabe que es la gimnasia venero riquísimo de salud y que es ésta la base
para dedicarse con fruto, a los trabajos intelectuales, realizando de este modo
el antiguo y sabio precepto: Mens sana in
corpore sano. Y bajo este punto de vista nada como el Base Ball.
El Fígaro, Año 1, no. 1, La Habana, 23 de julio de 1885. (Primera plana).
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