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lunes, 16 de diciembre de 2019

A José Jacinto Milanés



Virgilio Piñera


Nadie sabe si Milanés
sigue ahí o se fue.
Nadie sabe si estuvo loco,
o tan solo lo simuló;
o si harto de Milanés ser
en cualquier otro se cambió.

Por veinte años los días y las noches
de ese Milanés ¿cómo pasaron?
¿Qué cosa se dijeron esos dos?
¿Qué sangre se sacaron de las venas?
¿Qué reproches inflamados se hicieron?
¿Qué besos salieron de sus bocas?
¿Y qué fantasmas en el silencio vieron?

Milanés sol y Milanés luna
en un mismo aposento es como una
apoteosis del horror con sus ayes,
sus infinitos verdugos y sus calles…
Y si todo pasó ya, sigue pasando
entre esos dos. En este instante hablando,
se sigue eclipsando y sigue destrozándose.
Y siempre -¿lo oyes, Milanés sol, Milanés luna?-
en vez de eterna tumba tendrás eterna cuna.

                      1974

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