Con
motivo de cierta afirmación lanzada por un periodista y ensayista local, el
señor Lamar Schweyer, asegurando la no existencia del Grupo Minorista, los
abajo firmantes, que se consideran componentes de dicho grupo, estiman
necesario aclarar, de una vez y definitivamente, el error de apreciación que,
juntamente con el señor Lamar, sufren algunos equivocados.
¿Cómo nació, qué es, quiénes constituyen
verdaderamente el Grupo Minorista?
Hace algunos años, el 18 de marzo de 1923, un
reducido número de intelectuales —artistas, periodistas, abogados— reunidos
incidentalmente en la Academia de Ciencias, llevó a cabo un acto de rebeldía y
censura contra el entonces Secretario de Justicia, allí presente, significando
así el repudio que la opinión pública hacía de la memorable compra por el
Gobierno del Convento de Santa Clara, como imposición gubernamental a la
mayoría del país. Aquel acto marcó una orientación destructiva, apolítica, a la
juventud interesada en influir honradamente en el desarrollo de nuestra vida
pública, dando una fórmula de sanción social y actividad revolucionaria a los
intelectuales cubanos.
Como ese núcleo de protestantes se reunía a la
sazón habitualmente para acopiar datos y libros al proyecto de publicación de
una antología de poetas modernos de Cuba, tuvo así el doble vínculo de una
colaboración artística y una corresponsabilidad pública y hasta penal.
Se hizo enseguida el intento de organizar y
ampliar aquel con junto, y a tal propósito tendió la formación de la llamada
Falange de Acción Cubana. Esa manera de agrupación no plasmó en realidad efectiva,
pero casi todos los componentes de aquel núcleo, ya aumentado por
simpatizadores decididos, volvió a hallarse en las filas de la Asociación que se
denominó Veteranos y Patriotas, la cual preparaba un movimiento armado contra
la corrupción administrativa y la incapacidad gubernamental.
¿Qué sintomatizaban estos hechos? ¿A qué se
debían las frecuentes reuniones no oficiales, sino espontáneas, de los mismos
invariables elementos, casi todos jóvenes, casi todos artistas? ¿Por qué en las
conversaciones del grupo se hacía burla de los falsos valores, de los
mercachifles patrioteros, de los incapaces encumbrados, de los genios
oficiales; y se censuraba el desconocimiento de los problemas cubanos, el
sometimiento de nuestro gobierno a la exigencia extranjera, la farsa del
sufragio y la ovejuna pasividad del medio? Todo eso era indicio de que en Cuba
se integraba, perfilándose sin organización estatutaria, pero con exacta identidad
de ideales y creciente relieve, un grupo intelectual izquierdista, producto
natural del medio, y órgano histórico fatalmente determinado por la función
social que había de cumplir.
La circunstancia de que habitualmente algunos
componentes del grupo se reunieron cada sábado y luego almorzaron juntos en un lugar
público, explica por qué a su mesa se sentaban amigos que no eran propiamente
compañeros, y ese es el origen del error que con funde a la llamada minoría con
una reunión accidental y heterogénea que no tiene carácter sesional ni
actividad trascendente.
La minoría, pues, constituye un grupo sin
reglamento, sin presidente, sin secretario, sin cuota mensual, en fin, sin
campanilla ni tapete; pero es esta precisamente la más viable organización de
un grupo de intelectuales: en diversos sitios ha fracasado la reglamentación de
grupos análogos, en los cuales la vertebración que impone la unidad substantiva
de criterio es más importante y no tiene los inconvenientes de una estructura
formal, externa y adjetiva.
Es fenómeno innegable, comprobado en distintos
países, la renovación ideológica, de izquierdización, de los grupos de esta
índole.
La minoría sabe hoy que es un grupo de trabajadores
intelectuales (literatos, pintores, músicos, escultores, etc.). El grupo
minorista, denominación que le dio uno de sus componentes, puede llevar ese nombre
por el corto número de miembros efectivos que lo integran; pero él ha sido en
todo caso un grupo mayoritario, en el sentido de constituir el portavoz, la
tribuna y el índice de la mayoría del pueblo; con propiedad, es minoría, solamente,
en lo que a su criterio sobre arte se refiere.
En el transcurso de un año, interpretando y
traduciendo la opinión pública cubana, ha protestado contra el atropello de
Nicaragua, contra la política de Washington respecto de México, contra el
allanamiento del recinto universitario y el domicilio de Enrique José Varona por
las fuerzas de la Policía Nacional. Y nada importa a su unidad ni a su
existencia que en sus manifestaciones y declaraciones lo acompañen episódica y
esporádicamente nombres y firmas que no forman parte integrante de su núcleo.
Colectiva o individualmente, sus verdaderos
componentes han laborado y laboran:
Por la revisión de los valores falsos y
gastados.
Por el arte vernáculo y, en general, por el
arte nuevo en sus diversas manifestaciones.
Por la introducción y vulgarización en Cuba de
las últimas doctrinas, teóricas y prácticas, artísticas y científicas.
Por la reforma de la enseñanza pública y contra
los corrompidos sistemas de oposición a las cátedras. Por la autonomía
universitaria.
Por la independencia económica de Cuba y
contra el imperialismo yanqui.
Contra las dictaduras políticas universales,
en el mundo, en la América, en Cuba.
Contra los desafueros de la pseudodemocracia,
contra la farsa del sufragio y por la participación efectiva del pueblo en el
gobierno.
En pro del mejoramiento del agricultor, del
colono y del obrero de Cuba.
Por la cordialidad y la unión latinoamericana.
La Habana, mayo 7 de 1927.
Rubén Martínez Villena, José A. Fernández de
Castro, Jorge Mañach, José Z. Tallet, Juan Marinello, Enrique Serpa, Agustín
Acosta, Emilio Roig de Leuchsenring, María Villar Buceta, Mariblanca Sabas
Aloma, Antonio Gattorno, José Hurtado de Mendoza, Otto Bluhme, Alejo Carpentier,
Orosmán Viamontes, Juan Antiga, Arturo Alfonso Roselló, Juan José Sicre, Diego
Bonilla, Conrado W. Massaquer, Eduardo Abela, Luis López Méndez, Armando Maribona,
José Manuel Acosta, A. T. Quílez, F. de Ibarzábal, L. G. Wangüemert, Juan Luis
Martín, Félix Lizaso, Francisco Ichaso, Martín Casanova, Luis A. Baralt y Felipe
Pichardo Moya.
Social, junio de 1927.
Tomado de Órbita de Rubén Martínez Villena, Colección Órbita, Ediciones Unión, La Habana, 1964, pp. 222-25. Imagen de Cubaliteraria.
Tomado de Órbita de Rubén Martínez Villena, Colección Órbita, Ediciones Unión, La Habana, 1964, pp. 222-25. Imagen de Cubaliteraria.
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