José Zacarías González del Valle
El vasto mar que su inquietud reprime
lo agita apenas con murmullo grato
el aura débil que de rato en rato
sopla sobre él, y misterioso gime.
Allá al Oriente do la noche imprime
por la otra orilla su negror ingrato,
álzase humilde con sencillo ornato
de Regla el templo en actitud sublime.
La corta luz del expirante día
la faz le deja en claridad bañada,
cual si por ser de Dios noble morada
pusiera en alumbrarle su porfía,
mientras a impulso del vapor, alada
cruza una nave la gentil bahía.
Los tropicales, La Habana, Oficina de R. Oliva, 1841.
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