Ha ocurrido últimamente en Módena un acontecimiento muy raro, en el que se encuentran reunidos los rasgos de la locura y de la avaricia. Un barbero de dicha ciudad había dado en algunas ocasiones varías señales de monomanía. Creíase que ya se había curado, cuando hace poco, después de algunos días en que descubrió un gran fondo de melancolía, se cortó el cuello con una navaja de afeitar. Los facultativos acudieron inmediatamente; pero todo fue inútil, y el infeliz murió víctima de su propio atentado. Algunos síntomas particulares que se habían descubierto en su enfermedad determinaron a los médicos a proceder al reconocimiento del cadáver. ¡Cuál fue su sorpresa, cuando encontraron en el estómago del muerto 59 zequics venecianos, 72 ducados imperiales romanos y de Holanda, 18 medios dobles de Parma, dos luises, tres medios soberanos y otras monedas! Aquel miserable había tragado todas estas monedas algunos momentos antes de atentar contra su vida, y ellas eran las que habían producido una inflamación que se había comunicado a los pulmones; de suerte que aun cuando no se hubiese suicidado siempre habría sido imposible que viviese.
Correo
literario y mercantil, 15 de octubre 1828, no 41, p. 3.
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