Un granadero de la guardia
consular, no pudiendo tolerar los desdenes de una moza de quien estaba
enamorado, puso fin a su existencia volándose los sesos de un pistoletazo.
Bonaparte era entonces primer Cónsul, e informado de este accidente, mandó
publicar el siguiente papel para que no se extendiese una práctica tan cobarde
entre sus tropas.
"Todo soldado debe saber
cómo vencer el dolor y melancolía que proviene de las pasiones, habiendo tanta
fortaleza en sufrir las aflicciones del alma con firmeza, como en avanzar
contra la metralla de una batería. El soldado que se abandona sin resistencia a
la tristeza, y se mata por no poderla sufrir, es lo mismo que si abandonara el
campo de batalla sin aguardar a la victoria."
El Instructor o Repertorio de historia, bellas
letras y artes, febrero de 1835, n.º 14, página 8.
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