Blas N. Pérez Camejo
El escritor ruso León
Tolstoi dejó tras de sí un colosal testimonio de una época de conflictos y
contradicciones, de guerras, hambrunas y tormentos, y mostró la energía de un
pueblo en el proceso de asentamiento de su identidad.
Sostuvo intercambio
epistolar con centenares de sus seguidores en el mundo, cuyos testimonios se
conservan en su archivo personal en la residencia de Yasnaya Poliana, situada a
las afueras de Moscú. Solo 386 cartas de las más de 10 000 que se conservan en
su archivo han sido recogidas en 32 de los 90 tomos que conforman su obra
completa. Con celeridad asombrosa, la obra de Tolstoi fue conocida y querida.
Un hecho explicable por la fisonomía de sus relatos y de sus prédicas.
El 16 de agosto de
1898, en su artículo “Dos Guerras”, daba a conocer desde Yasnaya Poliana su
condena a la Guerra Hispano-cubano-norteamericana. Planteaba Tolstoi: “En el
mundo cristiano tienen lugar actualmente dos guerras. En verdad una
prácticamente ha concluido, la otra no, pero ambas han sido simultáneas y el
contraste entre ellas asombra. La que prácticamente ha concluido ha sido
anticuada, dura, tonta y cruel, extemporánea, retrógrada, guerra entre paganos,
la Hispano-americana ha servido para con la muerte de unos por otros decidir
cómo y por quién deberán ser gobernados los terceros”.
Al referirse a la
segunda guerra Tolstoi señalaba que la misma aún continuaba y sólo tendría fin
cuando se acaben todas las guerras en el mundo. “La otra guerra, que aún
continua y que tendrá fin cuando se terminen todas las guerras, es una nueva y
abnegada, basada en el amor y la razón – la guerra sagrada – la guerra contra
la guerra, que ya hace tiempo (Como ha expresado Víctor Hugo en uno de los
Congresos) le ha declarado la parte más avanzada de la humanidad cristiana a la
otra parte brutal y salvaje de esa misma humanidad y que con especial fuerza y
éxito lleva a cabo en el último tiempo un puñado de hombres dispuestos a
lograrlo – los cristianos – el clero del Cáucaso contra el poderoso Imperio
Ruso”.
“Por estos días,
continuaba Tolstoi, recibí una carta de Colorado (EE. UU.) en la que un tal Sr.
Dzhessi Golvdin me pedía que le enviase algunas palabras o reflexiones en la
que expresara mis opiniones sobre la noble misión de la nación americana y el
heroísmo de sus soldados y marinos.”
“Señor”, planteaba Tolstoi en su respuesta, “estoy seguro en coincidir
con la enorme mayoría del pueblo norteamericano, que la misión de los americanos
consistió en matar a algunos miles de personas casi desarmadas. La Guerra
Hispano-americana, sin hablar de aquellos horrores que cometieron los españoles
en Cuba y los cuales sirvieron de pretexto para desencadenar la propia guerra,
se parece a lo siguiente: Un anciano que ha perdido razón y las fuerzas; y
educado en reglas de falso honor convoca a un joven, que posee todas sus
fuerzas, para solucionar las divergencias surgidas entre ambos mediante un
pugilato. El joven, acepta el reto y según su propia versión de los hechos que
ha contado en múltiples ocasiones, ataca al anciano, que estaba desquiciado y
sin fuerzas, le rompe los dientes y las costillas y luego cuenta con alborozo
sus hazañas a un enorme público integrado por jóvenes semejantes a él, los
cuales se alegran y alaban al héroe”.
Tolstoi sostuvo
intercambio epistolar con varios cubanos, del cual se conservan 15 misivas,
algunas de ellas acompañadas de tarjetas postales con imágenes de Cuba. Es
significativo que las de mayor contenido provienen de personas humildes que
hacían frente a las condiciones de la realidad colonial que se vivía en la
Isla. Resalta también el hecho de que a pesar de tratarse de personas sencillas
y con poca cultura, leyeran las obras de Tolstoi y lo reconocieran como un
poderoso líder a quien seguir en sus ideas. Las cartas cubanas recibidas por
Tolstoi provienen de dos fuentes: los más ricos y los más pobres y, salvo en la
misiva de Manuel García Garófalo, no se percibe rastro de orden intelectual.
Entre las cartas del primer grupo un buen número son de mujeres pertenecientes
a las familias de más rango y fortuna. Sus nombres lo señalan: Isabel Gárrate,
Señoritas de Báez y Bolívar, Madame Louise Supervielle, María Teresa Demestre,
Ophelia Kricghof Báez, Sophia Zorrilla.
Las cartas más
interesantes son, desde luego, las de gentes del pueblo, las de los
trabajadores que sufren y luchan entre las durezas de una realidad colonial. La
caligrafía y la redacción reflejan instrucción muy escasa; pero merece atención
que en medio de tanta penuria económica y cultural se leyera a Tolstoi y se le
tuviese como líder revolucionario y como patriarca de gran poder y sabiduría.
Tiene mucha sustancia
la carta de un joven trabajador de Camajuaní, que confiesa su poca experiencia
en las luchas sociales y ruega a Tolstói que le mande un Reglamento Fundamental
de lo que es el socialismo, redactado por él. “Creo, dice el joven villareño,
“que si usted se toma la molestia de mandar solo un pedazo de papel de muy
chica dimensión tendrá un amigo más en esta tierra divina, en este destierro de
riquezas”.
Conmovedora es la
misiva escrita por una mujer trabajadora de Jesús del Monte:
“Sr. León Tolstoi:
“Hace algún tiempo que
he leído en un periódico de mi país (Cuba) que por haberle pedido consejo a Ud.
el Sr. Carnegie de qué debiera hacer con su capital, Ud. le aconsejó diera algo
a los pobres y como que yo soy una de las muchas personas bien pobres le he
escrito a dicho Sr. confiando en que Dios le hará contestarme, pero este Sr.
debe de recibir miles de cartas diarias con el mismo objeto, y naturalmente por
muy piadoso que sea no es posible darle a todo el que pide y de tan lejos no se
sabrá si es cierto o no que todos sean pobres.
“Yo le digo que puedo
presentarme al Cónsul de su país en el
mío para que sepa quién soy y acredite que verdaderamente soy la esposa de un
mecánico que gana poco para sufragar las necesidades de él, mías, y cinco hijos, ahora bien Sr. como que sé que es Ud.
piadoso le suplico por sus seres más queridos me dedique un momento y le
escriba al Sr. Carnegie recomendando a la Sra. C. Amable de Jesús del Monte 129
(a) Habana. Esto será el colmo de mi ventura, puesto que él lo atenderá
muchísimo a Ud. y por lo tanto algún auxilio me enviará, y yo los bendeciré a
los dos. Como un recurso de salvación inspirada por lo desconocido hago esta
carta pues antes trabajaba mucho para ayudar a mi esposo, hoy lo hago también
pero penosamente porque me duelen los pulmones.
“Su atenta S S S que
le anticipa las gracias y desea salud.
“C. Amable
“Jesús del Monte 129
(a)
“Habana
“Julio 31 1909”
Una de las cartas más
significativas es la de los trabajadores presos en la Cárcel de La Habana, sin
duda histórica. Por su comienzo, puede deducirse que la comunicación con el
novelista se inició antes de los hechos sangrientos:
“Compañero León
Tolstoi, Salud.
“Compañero, recibí la
tuya de fecha 20 de septiembre del próximo pasado año. Leída en el grupo hizo un efecto inmejorable. Las preguntas que
haces a S. Aguilar, no pueden ser contestadas hasta después de los hechos,
porque sino correríamos un fracaso
seguro.
“El no haber
contestado antes a la (5… ) ha sido por efectos de la huelga que te anuncié en
la anterior. Esta fue hermosa, respondieron al primer llamamiento casi
espontáneamente todos los trabajadores de La Habana y poblaciones limítrofes a
la misma, con decisión extrema. Y de no ser por la arbitrariedad del Gobierno y
la intervención forzosa de los veteranos, se hubiera extendido a toda la isla y
buena parte de la Florida pues ya contábase con todo.
“El 24 de noviembre
del pasado año, fue teatro La Habana de algunas refriegas entre el pueblo y la
policía; hubo 5 muertos del pueblo y más
de 150 fueron heridos, de estos solo 112 casos los conocen las Autoridades por
haber llevado a la fuerza a los heridos a las Casas de Socorro. Unos 87
compañeros han sido detenidos; de los cuales 40 fueron puestos en libertad; de
los otros, unos en el hospital y los demás en la Cárcel. Se está incoando un
proceso con motivo de la huelga a 40 individuos, las acusaciones que pesan
sobre estos son las siguientes: sedición, maquinación para alterar el precio de
las cosas. Insultos y atentado contra las autoridades. Entre los acusados se
cuenta un Concejal y el Alcalde de la Ciudad.
“Los Compañeros S. A.,
J. P., C. y yo, guardamos prisión por las mismas causas. Esto y lo muy ocupado
que he estado me impidieron contestar antes. A tiempo oportuno contestaré a la
45… 21, 56 y 10.
“Salud y R. S.
“A. Juvenat
“Cárcel de la Habana,
“Enero 25 de 1903”.
En contestación a la
primera carta, Tolstoi formula algunas preguntas a sus interlocutores
habaneros, preguntas que no han podido ser satisfechas entre los desvelos y
violencias del movimiento vencido.
Sobresalen las cartas
enviadas por mujeres que le ruegan a Tolstoi les envíe su autógrafo. La más
notable fue la de la joven Manuela Inda Rodríguez del poblado, de Guanajay,
siete años antes de que falleciera el extraordinario escritor, como lo prueba
una tarjeta-postal que la muchacha le envió y la cual regresó a sus manos con
la rúbrica de Tolstoi el 25 de octubre de 1903. El hecho fue consignado en un
número de La Gaceta de Cuba.
Bibliografía básica:
Carpentier, Alejo:
“Significado de León Tolstoi para América Latina” (en ruso), Inostrannaya
Literatura (Literatura Extranjera), n.o 11, 1960, p. 229.
Marinello, Juan: “La
correspondencia cubana de León Tolstoi” (en ruso), Latinskaya Amerika (América
Latina), n.o2, 1964, Págs. 54-57
Tolstoi, León: “Dos
Guerras”, Obras completas (en ruso),
Editorial Judozhestvennaya Literatura, Moscú, 1954, t. 31. Págs. 97-101
Tolstoi, León:
“Epistolario”, Obras completas (en
ruso), Editorial Judozhestvennaya Literatura, Moscú, 1954, t. 70.
Tomado de Progreso Semanal
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