La Marquesa recuerda...
Lentamente, la hastiada marquesa envejecida
abre el cofre de ébano de las cartas antiguas,
y al mirarlas recuerda mil pasiones exiguas
que en lejanos minutos le encendieron la vida.
Suspirando, lee cartas de los hombres que un día
por su causa alojáronse una bala en la frente;
y no ocultan sus ojos el orgullo que siente
viendo el trágico libro de su historia sombría.
Dice: «¡Oh, aquel monarca, que en romántico exceso
me daba su reinado, tan sólo por un beso...!»
«¡Oh, aquel conde Learnes, que murió en la querella!»
Cierra el cofre que guarda lo que llama su gloria,
y, cruelmente orgullosa, repasa en su memoria,
uno a uno, los hombres que murieron por ella.
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