Belleza fría
Eres hermosa, Laura, eres modelo
de las madonas del pintor de Urbino
con tu cuello nevado, alabastrino
y con tus ojos del color del cielo.
De un nuevo Praxiteles el anhelo
colmaría tu rostro peregrino,
y tu conjunto sin igual, divino,
por suyo lo reclama el patrio suelo.
Pero admiro tu cándida belleza
como admiro una estatua, una pintura,
inanimada, fría, sin ternura.
Y perdona te diga en mi tristeza,
que tu hermosura pertenece solo
al tropical Edén, tu pecho al polo.
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