Eliseo Giberga
Los bueyes
De Tejas vino aquel; este de Honduras;
y hoy, en otra región, bajo otro dueño,
juntos rumian tejano y hondureño
insensibles al cambio, otras verduras.
Ora sueltos sin yugo en las llanuras,
ya uncidos del arado al santo leño,
ya en lenta digestión, o en largo sueño,
nunca amarga un recuerdo sus harturas.
El establo es su patria. Donde quiera
que are el buey, ni otra tuvo, ni más quiere
que buen pasto y sufrida compañera.
Más que el hombre feliz, no ha conocido
el amor que en el hombre nunca muere;
el amor de la tierra en que ha nacido.
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