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jueves, 19 de diciembre de 2013

Un soneto de Eliseo Giberga




Eliseo Giberga

Los bueyes

De Tejas vino aquel; este de Honduras;       
y hoy, en otra región, bajo otro dueño,       
juntos rumian tejano y hondureño       
insensibles al cambio, otras verduras.       
 

Ora sueltos sin yugo en las llanuras,       
ya uncidos del arado al santo leño,       
ya en lenta digestión, o en largo sueño,

nunca amarga un recuerdo sus harturas.       
 

El establo es su patria. Donde quiera       
que are el buey, ni otra tuvo, ni más quiere

que buen pasto y sufrida compañera.       
 

Más que el hombre feliz, no ha conocido       
el amor que en el hombre nunca muere;       
el amor de la tierra en que ha nacido.



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