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sábado, 11 de febrero de 2012

Manuel Serafín Pichardo: El gallo




         
                  A Lincoln de Zayas

 Firme y erguido en la escamosa pata,
el pescuezo encendido y al desnudo,
lleva por arma el espolón agudo
este rey de corona de escarlata.

 Mientras vive, con ímpetu desata
las dos pasiones de su instinto rudo,
y como sino incontrastable y mudo
del animal y el hombre, engendra y mata.

 Ama y lucha; su tiempo se reparte
en victorias de Venus y de Marte.
Sultán de su comarca, le es vasallo

 el rival que le canta y que le envidia,
y es tenorio fecundo en el serrallo
y gladiador mortífero en la lidia!


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