Marcos Sánchez Rubio
Señor redactor:
Hallándome ayer tarde en el barracón n.10 se estuvo aplaudiendo la exactitud y finura con que describió el señor gobernador de los cuatro lugares D. Rafael Quezada el fenómeno de la mula, que parió el 15 de octubre último y se conserva con su cría en la estancia del presbítero bachiller D. Andrés Payret, en la villa de Santo-Spíritu, inserta en el Diario de ante de ayer que V. Dirige. Uno de los concurrentes que oía nuestros razocinios y alabanzas al descriptor, se dirige a mi a noticiarme que en el mismo barracón existía un negro hermafrodita. Y en efecto; me ocurre lo que había escrito científicamente el doctor D. Tomás Romay en el número 1007 de este Diario del 12 de mayo de 1813 sobre hermafroditas, y que sería útil acopiar más observaciones de esa materia en que muchos hombres recomendables le consideran fabulosa por no haberla tocado tan de cerca como aquí nos la ha proporcionado la casualidad. Y procediendo a la indagación del negro bozal que condujo a este puerto desde Guinea el bergantín mercante español S. José, capitán D. Manuel Arrigualaga, y entró en él en 10 de octubre del corriente, advertí era de nación Briquen y de nombre Hytek y que estaba juntamente incluido en la clase de hermafroditas, con más fundamento que otros que han descrito los naturalistas y ofrece la especie humana en la organización externa de las partes pudendas.
Tiene el Briquen Hytek de 16 a 20 años de edad, el sonido de la voz, el rostro, el pecho, la estatura, la construcción del cuerpo y extremidades de hombre. Acostado boca arriba le parece al observador la región de su pubis de mujer. Empero examinada excrupulosamente se perciben dos cuerpos ovales de magnitud de huevos de paloma casera. El derecho está a distancia de tres pulgadas más abajo del anillo abdominal, por donde descienden los naturales un mes antes del nacimiento y los intestinos para formar las hernias. El oval izquierdo se halla a distancia de dos pulgadas del anillo del otro lado. Ambos testes en su respectivo lado tienen ascenso y descenso, semejante a los naturales; conque se prueba gozan de músculo cremaster. Los de Hytek están encerrados entre los tegumentos comunes y las partes adheridas al hueso pubis. En esta región se principia a poblar de bello como en otro cualquier púbero. Sólo el tacto demuestra los cuerpos ovales de Hytek y la simple vista los desconoce. En el lugar del pene del Briquen Hytec hay una porción carnosa triplicada de figura de rodelas. La externa inferior es una doblez de los mismos tegumentos, con el diámetro semejante al que presenta un moneda de á peso desde el centro a su circusferencia. La doblez que ésta sobre la anterior es el prepucio, y del centro de este sobresale el balano, de magnitud igual a la que ofrece el de uno de once a trece años de edad. El balano de Hytek está sin perforación y sin glándulas sebáceas, según demuestra su sequedad; más el pene tendrá doce líneas de largo; de que se infiere que en la erección, la magnitud ascenderá desde dos a tres pulgadas. Las fibras que componen el pene de Hytek poseen irritabilidad muscular y no se desentienden del estímulo venéreo. En la parte inferior de aquella doblez triplicada principia la vulva semejante á la de una de cartorce á veinte años de edad. Ella está prolongada hasta cerca de la margen del ano, como lo está la de una mujer. La parte interna de la vulva de Hytek está rubicunda. Se advierte una horquilla que divide la vagina de Hytek en dos coductos, y está como a distancia de pulgada y media de la margen de la vulva. En los lados de esa horquilla se notan otras tres fosas, que una hace orificio de uretra, y otras dos parecidas a las que tienen las mujeres, llamadas lagunas. Carece de clítoris el Briquen Hytek y de ninfas y el grande orificio dividido por la horquilla que dijimos es más amplio de abajo que de arriba. Por allí se penetra casi todo el dedo índice, hasta la pelvis, aunque con alguna sensación molesta en el hermafrodita, el que no mestrua y dice que ya tiene prole, pero no puede ser así, aunque puede practicar imperfectamente la función de unipersona.
Habana, 24 de octubre de 1816.
Diario de la Habana, diciembre 4 de 1816.
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