Elías José Entralgo
Agustín Acosta. LA
ZAFRA. Poema de Combate.
Ornamentación por
José M. Acosta. La Habana.
Editorial
"Minerva". Obispo 110. 1926. 12', 153 p.
Con palabras del autor.
La última vez que honré mi pluma escribiendo
sobre la fuerte personalidad poética de Agustín Acosta hice notar lo siguiente:
"Cuando se escriba la historia completa de las letras en Cuba, habrá de
hacerse resaltar en Acosta, por encima de toda otra característica, la de haber
sido el poeta cubano que ha evolucionado más, que ha tendido con más rapidez a
variar de forma, a cambiar de metro, a buscar nuevos asuntos."
Y añadía más adelante:
"Ahora el poeta rompe el prolongado
silencio con la publicación de Hermanita, libro en que abandona la pompa
y solemnidad del léxico, el alambicamiento del verso y la intensidad de vida y
experiencia que predominan en Ala para acogerse al lenguaje sencillo, a
la simplicidad de procedimientos en el verso, a la suave filosofía del más puro
y casto de los amores."
Inmediatamente después de Hermanita,
sabíamos que Acosta no publicaría un libro de la misma tendencia; pero
esperábamos una serie de poemas que ideológica y formalmente estuviesen dentro
del actual momento poético. Sin embargo, él nos sorprende con un canto civil que
nos transporta a la época de José María Heredia. No obstante, aplaudimos
sinceramente su actitud. Su última producción no estará dentro del actual
momento poético; pero está dentro del actual momento cubano, y nos apresuramos
a declarar que éste nos interesa más que aquél. Después de Byrne, nuestros
poetas han vivido sin contacto con la realidad ambiente, llegando hasta lo
inconcebible: hasta burlarla y despreciarla en aras de un universalismo a todas
luces infecundo y estéril.
El libro de Acosta viene a demostrar que la poesía no debe apartarse mucho de la realidad. Es, por otra parte, un libro de una extraordinaria ejemplaridad —he aquí otro concepto para nosotros compatible con el de la poesía—, hasta tal extremo que el Dr. Medardo Vitier en su reciente opúsculo titulado Lo Fundamental (Ideas sobre Educación) dice que "todos los maestros de la República, los de escuelas rurales sobre todo, deben leer La Zafra", y se pregunta más adelante: "¿Objeta alguien que es imprudente leer este libro en la cátedra?"
Ello se debe a que el poema de Acosta es la síntesis lírica más
cabal y completa de esta hora de la vida nacional. La imprevisión, la incuria y
hasta el antinacionalismo de nuestros Legisladores oponiéndose a un prudente y previsorísimo
proyecto de ley presentado al Senado por Manuel Sanguily, han traído la actual
servidumbre agraria en que vivimos, motivo fundamental y casi único de la
crisis económica que padecemos, puesto que, concentradas las fuentes de
producción y de riqueza en unos cuantos individuos extranjeros, éstos amasan
sus fortunas desde fuera, a costa del sudor y hasta del hambre de los
nacionales. Contra esa situación dolorosa, terrible, que el choteo —reflejo de
la indiferencia de los trópicos, quizás debida a causas climatológicas— no deja
ver en toda su intensidad, se produce el formidable poema de Acosta.
¡Ojalá sus décimas, tan armoniosas, tan
sonoras y tan cubanas fueran el inicio de una nueva era!
Cuba contemporánea, Sección
Bibliografía, enero-abril 1927, pp. 369-70.
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