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miércoles, 27 de octubre de 2021

A Rubén Darío


 Nicolás Guillén 


 Señor Rubén Darío: ¿qué arcaicas mariposas

tejieron sus ensueños de luz en su pensil?

¿Qué céfiro le dijo rondeles a tus rosas?

¿Qué fuente fue tu fuente de plata y de marfil?


 Tu bosque tuvo un coro de ninfas prestigiosas

que puso en tus sonatas su cántico gentil

y en tu rosal, cuajado de flores luminosas,

gimió perennemente sus músicas de Abril.


 Yo he visto en mis delirios tus pálidos jardines

y he oído el coro ilustre de líricos violines

que desgranaba en ellos sus ritmos de cristal.


 Señor Rubén Darío: por eso es que mi lira

también tiene en sus cuerdas la cuerda que suspira

con el temblor alado de un blanco madrigal.



 Orto, 19 de diciembre de 1920; Obra poética, compilación, prólogo y notas de Ángel Augier, La Habana, Editorial Arte y Literatura, 1972, T.1, p. 62. 


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