Sabemos los desprendimientos naturales que tiene que tener la
Revolución. Ya dijimos de los ratones que van a dar el gran salto al
agua, creyendo que el océano es más seguro que la nave de la Revolución en
medio de la tempestad, porque esa es conducta de ratones: los que
se tiran al agua para ahogarse por miedo de que la nave se hunda. Ya
sabemos de los desprendimientos: de los que se cansan de ser
patriotas, de los que se ablandan, de los que se dejan penetrar y perforar por
las campañas reaccionarias. Ya lo sabemos. Ya sabemos los
planes y las maniobras que se gestan para lanzar núcleos sociales contra
nosotros, es decir, para poner a un sector del país, algo así como lo que ya
están haciendo con las pandillitas... (EXCLAMACIONES). No, no. Esas
pandillitas de niños “fistos” (EXCLAMACIONES) que vienen a dejar caer una
mancha sobre una revolución, que fue hecha por hombres jóvenes principalmente,
una revolución que tiene tantos niños héroes y mártires que escribieron páginas
de increíble valor. Y ahora la quieren manchar grupitos
de pepillos que realizan fechorías en Cadillacs, como para
parangonarse con esos niños de las Patrullas Juveniles que, a pesar de su
juventud, a pesar de su vida, de que no han podido ir a escuelas muchos de
ellos, son modelo de disciplina, modelo de educación.
Esas pandillitas que en Cadillacs realizan fechorías, no son más
que un ejemplo de lo que tratarán de hacer; lo que hoy tratan de hacer con esos
jóvenes descarriados, es lo que van a tratar de hacer con sus
padres. Hoy lanzan a las pandillitas de menores, y después lanzarán
a las pandillitas de mayores. Hoy lanzan a las pandillitas de
menores contra la humilde obrera de un Ten Cents o de una tienda,
contra la muchacha modesta que va a montar una guagua, o contra las niñas que
van a salir de una escuela, y mañana lanzarán a los mayores contra los obreros,
contra los campesinos y contra los sectores humildes del pueblo
(EXCLAMACIONES), porque se ve a las claras —¡se ve a las claras!— que quieren
promover la lucha social, se ve a las claras que quieren lanzar unos sectores
contra otros, se ve a las claras que quieren agrupar a todos esos que andan con
la siquitrilla destruida por una u otra medida revolucionaria, para lanzarlos
contra los obreros y contra los campesinos y contra los sectores humildes del
país.
Se ve a las claras que quieren organizar a los elementos desafectos a la
Revolución, contra los elementos que más firmemente defienden a la Revolución;
se ve a las claras el propósito de agrupar fuerzas, y hoy están gastando el
mayor número de cartuchos posibles en un intento de reblandecer la moral,
porque cualquiera que leyera esos libelos, cualquiera que siga las plumas
mercenarias que en estos tiempos cómodos en que no hay represión se toman el
lujo de escribir las peores insolencias contra la Revolución, ve a las claras
que persiguen el propósito de hacer creer que esto anda mal.
Las calenturas que padecen por allá en determinados clubs, que tienen
hasta nombres extranjeros y donde se practican costumbres extranjerizantes
—desde el “high ball” hasta la canasta y el “picnic” (RISAS), y una serie
de nombres que nosotros los revolucionarios no sabríamos pronunciar porque son
nombres extranjeros y extranjerizantes—, son producto de caballerías más o
caballerías menos, edificios más y edificios menos, bienes recuperados más y
bienes menos, privilegios y sinecuras más y menos. Y esas calenturas que
ellos están sufriendo allá creen que son las calenturas de la Ciénaga de
Zapata, y los muy ingenuos no se dan cuenta de que mientras ellos padecen allá,
en aquellos clubs de nombres extraños, calenturas
contrarrevolucionarias, los guajiros de la Ciénaga de Zapata —que han visto
cruzar aquellas ciénagas por carreteras, que han visto extenderse allá las
cooperativas que hoy implican el doble o el triple de ingresos, las tiendas del
pueblo, las escuelas y todas esas medidas allí, en el lugar que cito por
ejemplo, pero que no es más que ejemplo de lo que está ocurriendo en todo el
país—... Los muy ingenuos, que sufren calenturas contrarrevolucionarias en
los “clubs”, se olvidan de las calenturas revolucionarias que están viviendo
hoy los campesinos y los obreros cubanos (APLAUSOS).
(Fragmento) Discurso de Fidel Castro en la apertura del X Congreso de la CTC, el 18 de noviembre de 1959. Fotografía de Luc Chessex: De fistos nada (1970).
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